La verdad que resulta recalcitrante y tétrico tocar el tema del panorama actual que ofrece la televisión latina y especialmente lo que acontece con la nuestra, pues paradójicamente lo que prepondera como un común denominador de supuesto éxito y rentabilidad, sigue siendo la pavorosa narco telebasura.

La cadena latina Telemundo anuncia con bombos y platillos el lanzamiento de su nueva programación para esta temporada, la que como cosa rara, contiene las trilladas sagas de lo que para ellos ha sido “la gallina de los huevos de oro”, una estela de narconovelas que rinden expreso culto al mundo delincuencial, con unos villanos prefabricados entre la realidad y la ficción, quienes se han convertido en ídolos del populacho, excelsos promotores de antivalores y sofismas, con los que impúdicamente se atosiga a una desprejuiciada y libertina juventud, como una fehaciente muestra de la doble moral de los llamados zares de la televisión, a quienes lo único que les interesa son los multimillonarios réditos obtenidos.

En todas las cadenas televisivas latinas se hacen los majaderos frente a la llamada responsabilidad social encomendada a todo medio de comunicación, les vale un soberano comino y como para disimular, promueven campañas altruistas como la vilipendiada Teletón, por nombrar solo uno de los tantos eventos distractores con los que disfrazan su consigna maquiavélica y se lavan orondos las manos.

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Lo que queda claro es que el melodrama clásico, ese con el que se surtía gran parte de las parrillas televisivas en Latinoamérica hace unas décadas atrás y era el imbatible y predilecto producto estrella de la teleaudiencia, se encuentra hoy en las postrimerías del acabose total y reemplazado su lugar por producciones turcas, melodramas clásicos mejorados en varios aspectos, con bellos protagonistas y que sirven de consuelo a esa fanaticada que añora las épocas doradas que vivieron las telenovelas latinas entre los años 70 y 90.

La llamada bionovela, es otra de las cartas que se juegan los productores latinos actualmente y Colombia ha sido pionera en la producción de estos contenidos de buena aceptación, pero que tampoco se escapan de las críticas por el enfoque que se les ha venido dando, principalmente en lo inherente al tratamiento de la historia contada, un 70% ficción y su única finalidad parece ser el enaltecer lisonjeramente al famoso protagonista, obviando esos aspectos oscuros y críticos que todo ser humano atraviesa a lo largo de su vida y que en el caso de los famosos homenajeados, dichos episodios se han ventilado hasta el cansancio en los medios de comunicación, como parte del show en el mundo farandulero y muchos televidentes desean verlos develados desde la óptica del implicado.

En Colombia se le hace bionovela a cualquier perico de los palotes, en un pestañeo le montan un melodramón o una burda teleparodia, vergonzante hasta para el mismo artista (caso Galy Galiano), pero igual terminan resignados con el millonario cheque que les giran por los derechos.

En Colombia se mantiene una efímera esperanza con el inminente lanzamiento de lo que será el nuevo Canal UNO, pero la verdad sea dicha, es muy factible que no haya mayores sorpresas para quienes esperan contar con una alternativa totalmente distinta a la telebasura ofertada por los dos canales privados nacionales.

Se podría concluir que todo el contenido de la TV latina es un flagrante insulto a la inteligencia de los telespectadores, pero las mediciones de rating controvierten de inmediato las apreciaciones de una porción de indignados televidentes que han desertado sin pensarlo hacia otras alternativas de entretenimiento, en definitiva, como nos ocurre a los colombianos con los gobernantes, tenemos la televisión que nos merecemos.

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