No soy médico, ni nutricionista. Tampoco soy ‘coach fitness’. Soy una mujer común y corriente con ganas de verme bonita. Soy Pamela Rueda, tengo 37 años, 2 hijos y antojos permanentes de chocolate con arequipe. Soy como tú, una mujer que a pesar de la maternidad y la edad quiere sentirse cómoda frente al espejo, en traje de baño y entre ese vestido que le coquetea desde cualquier vitrina.

Las ganas de vernos lindas nos sobran. Soñar con el cuerpo ‘perfecto’ es muy fácil, lo difícil es lograr conseguirlo entre las toneladas de comida repletas de grasa y azúcar que vemos en la calle, entre el limitado tiempo que nos queda, si es que nos queda, después de hacer las tareas propias del hogar, la crianza y el trabajo.

Ese deseo de una figura esbelta se pierde entre el día a día y se pospone para mañana, porque antes hay prioridades que atender. Pero, no es justo. Te mereces ese cambio, te mereces ese cuerpo, te mereces esa prenda talla S que has guardado por años para el día que estés delgada. No lo aplaces más. Toma la decisión de hacer los ajustes necesarios para verte como lo imaginas, sin importar lo difícil que, ahora, te parezca que puede ser.

Para empezar, deja de creer en la magia de los geles, cremas y productos que derriten la grasa mientras duermes. La única magia la creas tú apoderándote de un camino que te exige cambios, disciplina y constancia.  No es fácil, pero lo puedes hacer y existen ‘atajos’ que te ayudan a llegar más rápido a la meta. Eso sí, no son verdades absolutas, no son fórmulas milagrosas. Son mis tácticas ganadoras, luego de haberme equivocado mucho con dietas extremas, tratamientos irresponsables y falsos productos milagrosos.

A mi me sirven y espero que a ti también. Antes de ponerlas en práctica ve al médico, hazte un chequeo y consulta con él tu plan. Esta es la primera garantía de éxito para lograr esa versión en donde tienes unos kilitos menos y unas sonrisas de más.

1. Ajusta los contenidos de tus redes sociales

El auge de las comunidades virtuales hace que nuestros intereses sean fácilmente manipulados. La actualidad y el entretenimiento están disponibles tan solo a un ‘toque’ del ícono de Instagram, Twitter, Facebook, entre otros. Por eso, sus contenidos -aceptémoslo o no- influencian nuestra vida.

Piénsalo: hoy se te abre el apetito cada vez que ves los posts de ‘Tasty’ repletos de mantequilla y azúcar ¡Al carajo la dieta! O sueñas con el milagroso aparato reductor que recomiendan las famosas para aplanar y endurecer el abdomen. Seguro que, también, has guardado la ‘rapirutina’ para glúteos firmes y redondos que -con tan solo 5 minutos al día- te promete tener las nalgas de Jlo. Y así con todo lo demás: moda, turismo, decoración, música, belleza, educación…

¡Caímos en las redes de las redes! Pero, podemos usarlas para nuestro beneficio. Hazte un favor, depura tu lista de seguidos. Elimina todo lo que vaya en contravía con tú objetivo y empieza a seguir líderes y profesionales en el tema saludable: atletas, médicos, influenciadores, chefs y demás personas que generen contenido verídico que te mantenga bien informado, enfocado y motivado.

5 de mis motivadores favoritos son: @Deliciosa.recetas, un completo recetario de sal y dulce para desayunar, almorzar y cenar sin remordimientos; @Cusifit, tiene las mejores rutinas para hacer en casa y ¡Sin excusas!; @Saschafitness, logra una muy buena combinación entre la vida de una madre-ama de casa y el mundo fitness; @Vhappybaker, crea versiones sanas de postres tradicionales y @Drcarlosjaramillo, un médico funcional que ha dedicado sus redes a informar sobre los beneficios o perjuicios de los alimentos en la salud.

Es común ver cómo, en ocasiones, los líderes de esta comunidad del ‘healthy style’ se contradicen. Lo importante es tener claro que no hay verdades absolutas y que quienes debemos empezar a conocer las señales de nuestro cuerpo somos nosotros mismos. Se trata del método de prueba y error constante para lograr encontrar lo que nos funciona.

2. Después del almuerzo: cero harinas y cero dulces

¡Importante! Consúltalo con tu médico. Me funciona a mí, pero restringir alimentos puede ser perjudicial en algunos casos. De hecho, es uno de los temas más controversiales y los especialistas discrepan sobre él. Unos dicen que los carbohidratos son necesarios en las tres comidas diarias, mientras otros aseguran que no lo son y que se pueden sustituir por alimentos que aporten más nutrición a nuestro cuerpo. Yo estoy de acuerdo con lo segundo y lo he podido comprobar. Siento que las harinas, especialmente las refinadas, después del almuerzo hacen que me digestión se sienta ‘pesada’ y mi cuerpo inflamado. Por eso, cuando quiero perder peso, tener un abdomen más plano y sentirme más liviana limito el consumo de harinas y, obviamente, de dulces.

Ahora, esa limitación puede generar -en algunas personas- un alto nivel de ansiedad a tal punto de llevarlas a una ‘recaída hipercalórica’, sacándolas del camino que habían decidido iniciar. Así que, para quienes no pueden imaginar una vida con solo dos harinas al día, lo mejor será aprender a sustituirlas y yo te voy a contar cómo, en mi próxima columna.

3. Embolata el ‘hambre mental’ (los antojos) entre comidas

Y no se trata de dejar de comer. Se trata de comer con conciencia, es decir, comer para alimentar el organismo. Claro, tiene que ser placentero, pero hagámoslo equilibradamente porque si siempre nos dejamos llevar por el hambre ‘de la mente’ terminaremos saciando nuestra necesidad con embutidos, malteadas y deliciosas chucherías que, al final, de nutrición pocón, pocón.

La propuesta es:

1. Tener una botella personal con agua y beber al menos 3 al día. Si te aburre, agrégale unas goticas de zumo natural de limón, naranja o la fruta que prefieras.

2. Lleva contigo una porción (un buen puñado) de semillas y frutos secos en ‘versión cruda’, sin aditivos o sal. Cuando la sensación de hambre llegue recurre a ellos. Hay una gran cantidad de ‘snacks’ saludables que te ayudarán a controlar la ansiedad, alimentándote y manteniéndote lejos de las tentaciones. Acá puedes ver algunas opciones. Así, cuando menos lo pienses se ha pasado el día y tú embolataste el ‘hambre mental’ y continúas caminando firme hacia tu objetivo.

4. Comer sano no es lo mismo que comer para bajar de peso

Seguro te ha pasado que te sientes tranquilo con tu consciencia porque comes sano, pero te frustras cuando notas que no bajas de peso. La respuesta está en que debes comer conforme al objetivo que tienes. Si quieres perder peso tienes que ser muchísimo más estricto con lo que comes, las cantidades que comes, los horarios en los que comes y cómo los comes (preparaciones y acompañamientos).

Un ejemplo perfecto para este tema lo comparte Sascha Barboza, una fitness trainer a quien le creo porque habla con argumentos veraces y fuentes profesionales. Cuenta como muchas personas piensan que, cenando un plato de yogurt, fruta, cereal y miel, bajarán de peso porque todos son alimentos muy saludables. Y sí, lo son, pero juntos y en la noche son una bomba de calorías que no te ayudará con tu objetivo.

Para perder grasa corporal es indispensable tener un déficit calórico y debe producirse de manera responsable. ¿Cómo? Asesorándote con un especialista en nutrición que te estructure una dieta equilibrada en la que ingieras menos ‘energía’ (alimentos) de la que gastas. Y en este sentido, hay 3 claves que debes empezar a tener en cuenta para no cometer errores:

1. Empezar a mirar la información nutricional de las etiquetas, para poder calcular las calorías consumidas.

2. Huirles a los alimentos procesados (entre menos ingredientes veas en las etiquetas, más saludable es el producto).

3. Acompañar las porciones de proteínas (de las 3 comidas) con verduras. Esta sí es una combinación ganadora.

No te desanimes, esto no será para siempre, una vez hayas alcanzado el peso ideal, mantenerlo será más sencillo porque no solo te habrás acostumbrado a los hábitos saludables sino, además, empezarás a entender cómo funciona tu cuerpo, qué darle o qué quitarle para que se vea como lo deseas.

5. Cámbiate a las versiones fit de tus recetas fat

Iniciar una dieta balanceada no debe representar grandes sacrificios. Actualmente, existen un mundo de posibilidades para reinventar tu menú favorito. Se trata de darles la oportunidad a los sustitutos saludables de los ingredientes tradicionales que engordan e inflaman nuestro cuerpo. No necesitas hacer un máster para aprenderlo.

En nuestra Web encontrarás diversos productos para tener una alacena que te ayudará a perder peso sin sacrificios, además de artículos que te cuentan cómo usarlos para crear todo tipo de delicias.

Si logras vencer los obstáculos y tomar estos 5 atajos para un camino que te llevará a encontrar una figura más armoniosa y un cuerpo más sano no querrás volver a dar un paso atrás. Entenderás que una vida sana también puede ser placentera y que sentirte bien contigo mismo es la mejor recompensa a tu disciplina y esfuerzo. Sin magia fácil, la magia sucede cuando hay esfuerzo.

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*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.