Con los avances de la virtualidad y la digitalidad en este mundo que va a mil por hora, he encontrado diferentes conceptos que han atravesado los modos de lectura y conexión con las palabras.

No todo libro electrónico es literatura digital, pues puede llegar a ser mera literatura digitalizada, que se edita sin diferencia alguna en papel o en formato digital sin variación significativa alguna de contenido o diseño. Voy a tratar de explicar brevemente algunos conceptos básicos para que no nos perdamos en este mundo ciberliterario.

La literatura digital – en contraposición a la literatura tradicional, “analógica”, es una forma de creación tecnológica literaria, «que nace de procedimientos digitales y se consume plenamente en los medios digitales», explica Laura Borrás, profesora de la Universidad de Barcelona, fundadora y directora de Hermeneia, un grupo de investigación dedicado a esta forma de literatura desde 1999 -fue pionero en Europa- y en el que participan unos 20 investigadores de distintos países.

Un texto digital nace de, y es, un hipertexto: un texto atravesado por otros textos, conectados a través de hipervínculos en donde se conectan la palabra escrita con la imagen (foto o vídeo), los sonidos, la música, el movimiento, la temporalidad, la sensorialidad…en donde desaparece la soledad del escritor o del lector, y en donde la interactividad es necesaria y relevante para el desarrollo del hibrido. Y no solo la interactividad del lector con la obra y sus creadores, sino la interactividad entre los creadores, a manera de un “Think tank” en donde, como bien dice Doménico Chappe, escritor de este tipo de literatura, “se generan debates y alimentan obras que permiten la evolución de la literatura electrónica”. Porque eso es la literatura digital: un hibridaje en constante evolución.

Dentro de la literatura digital podemos encontrar diferentes conceptos, que los traigo a colación para que no nos despistemos con tanto “terminacho” traído de los cabellos

La narrativa hipertextual: Son conjuntos de textos conectados entre sí mediante enlaces llamados hipervínculos.

La narrativa hipermedia: Son conjuntos de elementos multimedia, como el sonido, la imagen, la imagen en movimiento, videos, etc.

La hiperficción exploratoria, cuando el lector solo puede elegir el orden de los contenidos estilo Rayuela, antecedente evidente del hipertexto, pero no puede modificar ni contribuir con la obra.

La hiperficción colaborativa es un tipo de escritura colaborativa, y se presenta cuando un usuario puede modificar o enriquecer el contenido de la obra.

Se trata, pues, de una literatura aún emergente, pero que viene tomando fuerza desde finales del siglo pasado. En 1999, se fundó en Chicago, Illinois, Estados Unidos la Electronic Literature Organization ELO,  que hoy en día hace presencia también en los 5 continentes. Sus miembros incluyen personas vinculadas al arte, literatura, comunicación, informática, humanidades, humanidades digitales, estudios de medios, estudios de mujeres y medios comparativos. Y tal como lo anuncia su página web, su objetivo es preservar estas obras de naturaleza volátil. Cada año organizan una conferencia y un festival de arte mediático, y lecturas y representaciones del trabajo de sus miembros.

La ELO se asoció con Bloomsbury Press en una serie de libros, “Literatura electrónica” y además publican periódicamente antologías de literatura electrónica de código abierto llamada Electronic Literature Collection, una base de conocimiento de código abierto llamada Electronic Literature Directory , y libros e informes, incluido State of the Arts (2003), Bits sin ácido (2004), Bits nacidos de nuevo (2005), Toward a Semantic Literary Web (2007) y Literatura electrónica: ¿Qué es?”(2007). Y tienen un Centro de escritura en línea trAce (Reino Unido) a través del proyecto Archivos de literatura electrónica de ELO.

Más recientemente, en 2016, y con el propósito de visibilizar estas prácticas literarias alternativas, Laura Borrás y la también investigadora, Giovanna di Rosario, organizaron la exposición “Palabras Pixeladas” en el centro Arts Santa Mònica de Barcelona, la primera de gran formato organizada en el mundo sobre esta materia, que se puede ver aquí.

No puedo dejar de recomendar la ciberpoesía. Autores como los españoles Miguel Gane, y Elvira Sastre, y la colombiana Jarhat Pacheco, están haciendo delicias en Twitter, FB e IG. No se los pierdan. Y en ciberliteratura, no dejen de disfrutar (no digo leer porque el acto supone más que eso) a Isaías Herrero, Eugenio Tiselly y Domenico Chiappe, este último un brillante escritor peruano-venezolano que ha publicado obras analógicas y las digitales “Tierra de Extracción” y “Hotel Minotauro”.

“El soporte digital junta el sonido con la caligrafía, la palabra con la imagen, el movimiento con el significado, y culmina muchos de los sueños que la alianza de la palabra con el espacio ha tenido desde los antiguos caligramas griegos o la pintura ideográfica árabe hasta las más recientes vanguardias”, nos dicen en “Palabras Pixeladas” … y nada más cierto… nos acercamos al sueño de la antigüedad.

Los soportes en los que hoy en día se desarrolla esta literatura son múltiples: computadores, teléfonos celulares, tabletas, pantallas gigantes, kindles, kobo. Así mismo, lo son sus plataformas: los SMS, los correos electrónicos, aplicaciones interactivas de reuniones múltiples (Zoom, Teams, Webex, Google Meet, entre otras), páginas web, videojuegos literarios; también las plataformas de redes sociales han servido de tierra fértil en la que se han sembrado semillas de una nueva forma de literatura, aun inclasificable, aun emergente y que, de seguro, en generaciones posteriores dará mucho de qué hablar.

Columnas anteriores

La carretera y su final

Festivales hay muchos, pero ninguno como el de Querétaro

Helena Iriarte: los secretos de la memoria

El amor enjaulado

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.