El Gobierno de Gustavo Petro y la guerrilla del Eln están a punto de retomar los diálogos en México, después de los sobresaltos que sufrió la mesa de negociación por la declaración del presidente de un supuesto cese bilateral del fuego. Sin embargo, por las más recientes declaraciones de ambas partes, parece que llegarán con la guardia arriba.

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En los últimos días, Eliécer Herlinto Chamorro Acosta, alias ‘Antonio García’, jefe máximo del Eln, y a quien durante muchos años los analistas del conflicto le han atribuido la responsabilidad de ponerles palos a las ruedas de las negociaciones con esa guerrilla, ha seguido con su línea dura frente a los diálogos.

En una de sus más reciente declaraciones, dejó ver las condiciones con que llegará a México, en donde tendrá lugar la segunda ronda de las tratativas: las “desmovilizaciones” no “han producido las transformaciones esperadas… La paz no es sinónimo de dejación de las armas ni de cupos en el Parlamento“, anticipó.

Por Twitter también ha manifestado sus recelos. “El proceso de paz con el ELN no puede utilizarse como ‘paraguas’ de asuntos no claros […] El gobierno no se ha puesto a tono con lo acordado en la Mesa. Si el ELN sigue siendo considerado GAO [Grupo Armado Organizado], quiere decir que seguimos en el mismo punto que lo dejó [el expresidente Iván] Duque, o sea no despegamos como debería ser”.

Poco después, y sin que signifique una respuesta directa a las afirmaciones de alias ‘Antonio García’, el jefe negociador del Gobierno, Otty Patiño, también dejó ver que hay distancias significativas entre las partes.

Alias ‘Antonio García’ “no ha entendido la significación de lo que es la paz total” de Gustavo Petro, dijo Patiño a medios de comunicación, a pocos días de reanudar las negociaciones el 13 de febrero. Y agregó otras aseveraciones delicadas: “Al Eln, desde el comienzo, se le dio un tratamiento político […], pero ellos también tienen el deber de mostrarle al país que su actividad es básicamente política y que tienen una mirada de poder hacer política sin armas. Ahí es donde es la prueba de fuego para ellos”.

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Si el diálogo de paz “se estanca, vamos a descubrir un Eln que no está interesado en la política, sino en los negocios, lo cual sería una decepción”, advirtió Patiño.

Las partes dialogan desde noviembre con algunos desencuentros, en un intento por extinguir el conflicto con la última guerrilla reconocida en el país tras el desarme de las Farc en 2017.

El Eln ha sostenido fallidas conversaciones con cinco gobiernos. Iván Duque (2018-2022) terminó los diálogos por el atentado terrorista de esa guerrilla contra la escuela de cadetes de la Policía General Santander, en el que mató a dos jóvenes estudiantes.

Los roces comenzaron luego de que Petro anunciara la víspera de Año Nuevo un supuesto acuerdo de cese al fuego bilateral con la organización, que el Eln desmintió tres días después.

El revés tensó las conversaciones, pese a una reunión extraordinaria en Caracas que apuntaba a aliviar la crisis. Desde entonces, la guerrilla lanza dardos a la política de “paz total” con la que Petro busca negociar el desarme de rebeldes, narcos y pandilleros.