
Lyan, un niño de 11 años, fue liberado tras pasar 18 días secuestrado por las disidencias de las Farc en zona rural de Jamundí, Valle del Cauca. Su padrastro relató que durante el cautiverio, el menor estuvo cuatro días esposado y fue humillado, aunque en las dos videollamadas que lograron hacer con él, decía estar bien y recibir medicamentos.
El secuestro ocurrió la noche del 3 de mayo en el caserío de Potrerito. El padrastro intentó evitar que se lo llevaran, pero no lo logró, lo que le dejó un profundo sentimiento de culpa. Denunció la falta de apoyo de las autoridades durante la situación y expresó que la familia ahora necesita privacidad.
Tras la liberación, la familia no descarta salir del país por seguridad, aunque el hombre aseguró no tener conflictos con nadie. Dijo ser comerciante legal desde hace más de 12 años y que siempre ha inculcado en el niño valores de lucha y honor.
Aunque reconoció que el secuestro fue un acto organizado, decidió perdonar a los responsables. Al ser preguntado sobre si esperaba justicia, respondió con resignación, dejando la decisión en manos de las autoridades y de cada persona involucrada.
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Tío de Lyan contó que pagaron por su liberación
Sebastián Bonilla, hermano de la mamá de Lyan, reveló que sí pagaron a los delincuentes para que soltaran al niño. “Nosotros, al ver la poca eficiencia de la autoridad y ante toda la zozobra que sentíamos de que al niño le podía pasar algo, nos vimos en la obligación de pagar el rescate”, dijo en entrevista con La FM.
Sin embargo, no quiso decir el monto exacto que se pagó a los delincuentes para que soltaran a Lyan. “Me lo reservo por respeto, por seguridad del niño y de nosotros, pero nos vimos en la obligación porque fueron 18 días donde no aguantábamos el miedo”, relató.
En cuanto a la entrega del dinero, el tío de Lyan explicó que una de sus primas fue la encargada de ir a negociar con los delincuentes. “Ella fue, habló con ellos y pudo negociar, cosa que no hizo el Estado. Fue extorsivo y aprovecho para decirlo, porque hay malintencionados que dijeron que nosotros somos cercanos al narcotráfico, que tenemos deudas”, contó.
“Al ver nosotros la poca eficiencia del Estado, especialmente del señor Gustavo Petro, que en ningún momento se comunicó con mi hermana, no se apropió del tema. Vino a poner un trino 18 días después, cuando ya para qué. Son cosas que lo dejan a uno decepcionado con la autoridad”, explicó el tío de Lyan.
Por otra parte, dijo que los hombres que se llevaron a Lyan tenían información errada, pues su hermana y su cuñado tienen una joyería y no están ligados a actividades delictivas. “Por el tema de redes, ellos tenían que reflejar, si ellos venden oro, pues tienen que ofrecer oro”.
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Además, contó que lo vio muy flaco y que al niño le pedían información de su familia. “Es un niño, no merece estar en esta situación”, dijo Bonilla. Incluso, reiteró que le pidió perdón a Lyan por no haberlo salvado de los hombres armados.
“De alguna manera el niño pudo haberse respaldado en los adultos que estaban allí. Yo llevaba 40 minutos allí y no sabía que él estaba allí, pensé que no estaba […] Cuando veo a los tipos salgo a correr y me escondo en el baño”, relató.
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