Desde hace más de tres semanas, el presidente de la República le solicitó a la Fiscalía que investigara a su hermano y a su hijo mayor (Nicolás Petro) por supuestas reuniones en cárceles, donde al parecer se estarían ofreciendo beneficios a algunos presos a cambio de información.

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El familiar del mandatario es señalado por visitar una cárcel donde presuntamente sostuvo reuniones con extraditables y narcotraficantes, quienes obtendrían el beneficio. Ese episodio fue conocido como ‘el pacto de La Picota’.  

Esos supuestos cobros se están haciendo por valores que rondan los 500 millones de pesos y la situación está convirtiendo el proceso de paz total con las bandas criminales en un lucrativo negocio bajo cuerda. Tanto así, que al hermano del presidente le estarían destapando una olla podrida, de la que él se estaría beneficiando ilegalmente.

Al respecto, Juan Fernando Petro dio una entrevista en El Tiempo y se refirió a los señalamientos en su contra y su relación con el presidente. En primer lugar, el hermano del mandatario explicó cuál fue el motivo de su visita a la cárcel, que inicialmente se dijo era por un tema humanitario. 

“A La Picota no fuimos con la Comisión Latinoamericana de Derechos Humanos. Era un trabajo paralelo con la Comisión Intereclesiástica de ‘Perdón, paz y reconciliación’ colombiana. Era un trabajo sobre qué piensan hoy los políticos detenidos y condenados por corrupción, después de tantos años de cárcel”, comentó

Juan Fernando Petro aseguró en la entrevista que él es inocente y que está dispuesto a ayudar con la justicia: “Sí. Y lo digo sincera, franca y honestamente: si hubiese en ese imaginario de posibilidades, que no lo hay, que yo hice una negociación con alguno, que me condenen, no sé cuántos años. Que me condenen. No voy a huir, no voy a esconderme. No voy a ocultarme. Nunca hice con ningún extraditable directa o indirectamente negociaciones”.

Además, se refirió en el periódico a su relación con el presidente y lo que opina de la petición que le hizo la Fiscalía para investigarlo: “Entiendo que, políticamente, era lo correcto, era lo que él tenía que hacer. Pero, familiarmente nos deja solos. Es como si lo colocan a uno, amarrado, frente a un paredón de fusilamiento. Y que le digan: defiéndase como pueda”.

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Finalmente, dio detalles en el rotativo de cómo han sido sus días desde que salió el escándalo en su contra:  “Estoy frente a un pelotón de fusilamiento y atado. Esta es una sociedad que no piensa, que no tiene contenido, que no argumenta, sino que es visceral, instintiva. Yo antes salía con la cabeza levantada y ahora tengo que ponerme gorra y andar con cabeza gacha, como si debiera algo”.