El empresario estuvo al frente de la cadena de comidas rápidas en el país hasta 1999 y luego creó la fundación Yo Creo en Colombia. Actualmente vive en una casa en Choachí, Cundinamarca, donde dicta talleres con jóvenes emprendedores, completamente retirado del mundo empresarial, indicó la emisora.

Según la investigación del medio, Medina reclutaba a sus víctimas en establecimientos educativos y luego los llevaba a “situaciones inapropiadas“. Además, la emisora aseguró que tiene conversaciones de chat en las que el empresario reconoce sus actos, pide perdón y asegura que buscará ayuda profesional porque, según él, está enfermo y pide no hacer pública esta situación.

Sin embargo, una de las víctimas, que pidió ocultar su identidad, relató que conoció al empresario hace tiempo cuando tenía 19 años y Medina fue a dar una conferencia de emprendimiento en su universidad.

Contó que al final del evento, hacia las 9 de la noche, “lo escogió” y le dijo que lo podía ayudar y motivar más para sus proyectos de emprendimiento:

“Me llevó a la casa de él. Allí empezamos a hablar y el empezó a intentar apoyarme en otros temas sentimentales, en ese tiempo yo estaba enamorado de una niña de la universidad. Me dio confianza y le pedí consejos. Él terminó pidiéndome que me quitara la camisa para demostrar lo relajados que debíamos estar entre los dos; él también se quitó la camisa, siguió en el juego de roles de temas de la relación y de emprendimiento. […] No recuerdo cómo llegamos a ese punto, pero se bajó los pantalones y yo lo que hice fue evitar mirar, pero ya me empecé a preocupar. Cuando él se dio cuenta que yo no lo seguía en ese juego de rol paró ahí. Ya después me ofreció comida y yo me pude ir”.

El hombre señaló que habla hasta ahora porque en ese momento veía a Medina como una persona “con un nivel muy grande y mucho poder”, mientras él solo era “un simple estudiante que no podía hacer algo al respecto”. Agregó que nunca se quedó callado ante su familia y tuvo mucho apoyo de su mamá, pero que nunca lo denunció ante las autoridades.

Sin embargo, confesó que hasta el año pasado conoció otros dos casos de jóvenes que estuvieron en la misma situación: “Uno de ellos, fue otro compañero de la universidad que hizo el comentario de que él [Medina] se pasaba en la manoseada cuando estaban en reuniones, y el otro fue que con el mismo ‘modus operandi’ que a mí, pero él evitó que pasara a mayores y se fue de la casa antes”.

Señaló que Medina es una persona que da mucha confianza y conoce las palabras justas para envolver a sus víctimas y llevarlas hasta las situaciones que él quiere.

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Otro de los testimonios revelados por La FM contó que su situación se presentó hacia el año 2006 cuando Medina fue a su universidad a dictar una charla sobre su fundación y que su oratoria era tan buena que realmente lograba capturar la atención de los estudiantes.

Señaló que para ese momento, a sus 23 años, él estaba cursando sus últimos semestres de la carrera y pensando en opciones laborales, vio una oportunidad importante al conocer a un líder empresarial como Medina.

El joven contó que el empresario les preguntó a los estudiantes que si alguno lo podía llevar a su casa porque no había llevado carro y él se ofreció. En el camino, Medina le dijo que podía ser su mentor y continuó con la conversación hasta que la cambió de tono y le preguntó cuántas veces se masturbaba.

Según el relato del joven a la emisora, la conversación siguió en ese tono y fue “bastante incómoda” para él, y luego le dijo que la siguiente sesión se la haría en uno de los baños turcos del Club El Nogal y que “no tenía que llevar pantaloneta porque allá les prestaban toallas”. El joven contó que accedió a su invitación para poderlo dejar rápidamente en su casa, pero que nunca asistió a la cita.

Además, hizo una reflexión sobre la experiencia que vivió:

“Todos en algún momento de la vida presentamos cierta vulnerabilidad y ansiedad con determinadas situaciones y de esos estados emocionales pueden sacar ventaja otras personas que nos quieren hacer daño. El tema es estar atentos, alertas y hablar. Lo más importante es que en la medida en que uno pueda denunciar y compartir lo que está pasando siempre hay que tener en cuenta que uno puede estar salvando una futura víctima”.