Vicky Dávila tituló su escrito con la frase “soy decente” y en él explicó que en su trabajo y vida personal siempre ha sido honesta, motivo por el que no le teme a la campaña en su contra que se podría avecinar.

“Me han dicho que estoy al servicio de las mafias; que soy guerrillera o paramilitar, corrupta, prepago; que estoy al servicio del petrismo; que mi patrón es Uribe; que soy una tibia solapada, y muchas cosas más”, explicó inicialmente.

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Y continuó: “No tengo precio. Defiendo mis convicciones limpiamente. No les debo a los políticos. No tengo amante, nunca me acosté con el jefe para ascender, jamás probé las drogas ni el cigarrillo y es muy extraño que me tome una copa”.

Posteriormente, anunció quiénes querrían manchar su nombre:

“Quiero dejar constancia de que he recibido noticias creíbles que se avecina una gran campaña de desprestigio en mi contra, planeada en lujosos restaurantes bogotanos. Sé de donde viene, pero no temo; no tengo nada que esconder. A los que piden mi cabeza les digo que mejor respondan por sus fechorías, pongan la cara y déjenme en paz”.

Además, envió un mensaje directo para las mujeres de sus detractores: “A las esposas histéricas que llaman a hacerles reclamos a mis superiores por mis publicaciones, les digo que se abstengan; lucen poco democráticas y hacen quedar pésimo a sus maridos. Disimulen”.

Finalmente, aclaró que no lograrán intimidarla o impedir que siga desarrollando su labor profesional en los medios de comunicación: “Seguiré publicando, no me dejaré silenciar”.