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La medida de pico y placa para vehículos de carga en Bogotá, establecida para septiembre de 2025, representa un esfuerzo estratégico por parte de las autoridades distritales para responder a la creciente congestión vehicular y la contaminación urbana. Esta regulación, de acuerdo con la Secretaría Distrital de Movilidad (SDM), centra sus restricciones en los camiones de más de 20 años de antigüedad, limitando su circulación en dos franjas horarias de lunes a viernes: de 6:00 a 8:00 de la mañana y de 5:00 a 8:00 de la noche. Además, para los sábados del mismo mes, se introduce un esquema por dígitos de la placa, distribuyendo alternadamente los días en que pueden transitar, mientras domingos y festivos quedan exentos de la restricción.
La elección de enfocar la medida en vehículos antiguos responde tanto a la ineficiencia operativa de estos automóviles como a su mayor potencial contaminante. Las estadísticas del Instituto Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático de Bogotá señalan que el 30% de las emisiones provenientes del transporte en la ciudad está vinculada a vehículos pesados, principalmente aquellos que utilizan tecnologías obsoletas. Por estas razones, frenar su circulación en las horas y días de mayor tránsito busca tanto aliviar el flujo vehicular como mejorar la calidad del aire.
Esta regulación, sin embargo, no opera en el vacío. Estudios del Observatorio de Movilidad de la Universidad Nacional de Colombia han demostrado que imposiciones similares en años anteriores ya lograron disminuir los tiempos de viaje promedio hasta en un 15% en los corredores estratégicos durante las horas pico. Además, la medida se enmarca en una tendencia internacional: ciudades como Ciudad de México y Santiago de Chile también han restringido la circulación de vehículos de carga antiguos y promovido la modernización del parque automotor como estrategia ambiental y de movilidad urbana.
Pero la implementación de esta política no está exenta de controversia. Si bien contribuye a una movilidad más fluida, plantea retos económicos significativos para transportistas, en especial para pequeñas y medianas empresas que no cuentan con la capacidad financiera para renovar sus vehículos. De acuerdo con datos de la Cámara de Comercio de Bogotá, alrededor del 40% de los camiones de carga en circulación tienen más de 15 años, lo cual evidencia que la antigüedad de la flota es un problema estructural que requiere de soluciones integrales.




Los especialistas en transporte urbano sostienen que el pico y placa debe ir acompañado de incentivos públicos, ya sea a través de subsidios o facilidades de crédito, para estimular la compra de camiones más limpios y eficientes. Esta visión holística permitirá que la regulación no solo tenga un impacto inmediato en la movilidad, sino que fomente una transformación sostenible a largo plazo en el sector.
Mirando hacia el futuro, la SDM analiza la implementación de sistemas de control más avanzados, como tecnologías de identificación electrónica y plataformas digitales que permitan gestionar en tiempo real las restricciones y exenciones, buscando afinar la eficacia de la medida sin obstaculizar la actividad económica de la ciudad.
En definitiva, la regulación de pico y placa para vehículos de carga antiguos en septiembre de 2025 representa un paso relevante para Bogotá en su aspiración de ser una ciudad más moderna y sostenible. Su éxito, no obstante, dependerá de complementar la restricción con apoyo institucional y estrategias integrales de modernización vehicular.
Preguntas frecuentes relacionadas
¿Qué alternativas tienen los dueños de camiones antiguos ante la restricción de pico y placa?
Para muchos transportistas, la imposibilidad de circular en ciertos horarios puede significar una reducción en la productividad y una presión económica adicional, sobre todo cuando dependen de vehículos de mayor antigüedad. Es por ello que, desde diferentes gremios, se ha planteado la necesidad de medidas complementarias como planes de chatarrización, créditos blandos para cambiar vehículos o incluso exenciones temporales para quienes demuestren necesidades justificadas. Sin estos apoyos, el riesgo es que muchos pequeños empresarios no puedan sostenerse en el negocio, lo que podría afectar la cadena de suministro local.
En ese sentido, la combinación de restricción y estímulo resulta necesaria para que la política no genere brechas sociales ni económicas. Experiencias de otras ciudades muestran que combinar reglas estrictas con incentivos a la modernización del parque automotor es lo que resulta más efectivo y equitativo.
¿Por qué se consideran más contaminantes los vehículos de carga antiguos?
Los vehículos de carga con más de 20 años de antigüedad suelen disponer de tecnologías menos eficientes, como motores sin controles avanzados de emisiones o sistemas de combustión antiguos. Esto se traduce en mayores emisiones de partículas, óxidos de nitrógeno y dióxido de carbono, todos ellos responsables del deterioro de la calidad del aire y problemas de salud pública.
Por eso, las autoridades de Bogotá y de otras ciudades latinoamericanas consideran prioritaria la disminución de estos vehículos en circulación, tanto mediante restricciones horarias como mediante programas de renovación, con el objetivo de reducir el impacto ambiental y avanzar hacia un transporte urbano más sostenible y seguro.
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