Escrito por:  Redacción Bogotá
May 3, 2025 - 3:48 am

La segunda línea del metro de Bogotá, uno de los proyectos de infraestructura más ambiciosos de la capital colombiana, enfrenta un panorama complejo. El contexto político internacional, especialmente las decisiones que se toman desde Washington y el futuro de los recursos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), están colocando en vilo su financiación.

(Lea también: Quejas por obras del metro de Bogotá en Kennedy: columna quedó tapando entrada a edificio)

Según un análisis de la revista Semana, los cambios geopolíticos impulsados por el expresidente Donald Trump aún repercuten sobre América Latina, y Colombia no es la excepción.

¿Qué tiene que ver Donald Trump con segunda línea del Metro de Bogotá?

Para lograr su ejecución, Bogotá cuenta con una línea de crédito del BID por 415 millones de dólares. Si embargo, el expresidente Donald Trump y sus funcionarios han expresado posturas críticas frente al uso de fondos multilaterales para proyectos fuera del territorio estadounidense.

En este sentido, estarían en riesgo los proyectos que no tengan beneficios políticos o estratégicos visibles para Washington. La posibilidad de que el BID replantee ciertos apoyos, debido a presiones de sectores conservadores estadounidenses, pone en riesgo esta financiación.

Mauricio Claver-Carone, un cercano a la dura de la administración Trump y expresidente del BID, había promovido una agenda que favorecía a aliados cercanos de la Casa Blanca. Su influencia dejó huella en la estructura del BID, y aunque ya no ocupa el cargo, su legado mantiene cierto peso en la forma en que se priorizan los desembolsos.

¿Relación entre Trump y Petro pone en riesgo el metro de Bogotá? 

La actual administración en Colombia, liderada por Gustavo Petro, ha buscado marcar distancia frente a las dinámicas tradicionales de subordinación con Estados Unidos.

Esto ha creado tensiones, sobre todo en temas como la lucha antidrogas, el manejo del cambio climático y las inversiones estratégicas. En este contexto, proyectos como la segunda línea del metro no solo dependen de criterios técnicos y financieros, sino también de equilibrios diplomáticos.

Una relación fría entre ambos gobiernos podría traducirse en una ralentización o incluso congelamiento de desembolsos. De hecho, algunos analistas consideran que el metro de Bogotá ha entrado en la agenda de presión política, al convertirse en un símbolo del giro progresista en América Latina, que parte del sector republicano estadounidense ve con escepticismo.

Sin embargo, a pesar del ruido internacional, los especialistas nacionales mantienen una visión optimista. En declaraciones la citada revista, Darío Hidalgo, profesor de la Universidad Javeriana y referente en temas de movilidad dio su visión sobre el asunto.

“La financiación para ese proyecto ya está asegurada con el BID”. Según el experto, el compromiso del organismo multilateral fue adquirido antes de las tensiones actuales, lo que blinda, en parte, la ejecución de las obras.

Por su parte, José Stalin Rojas, director del Observatorio de Movilidad de la Universidad Nacional, también compartió un análisis alentador. Rojas señaló que el proyecto cuenta con respaldo técnico y financiero sólido, y no observa señales concretas que indiquen un posible retiro de los recursos por parte del BID.

Lee También

Su enfoque destaca la importancia de mantener la planificación y ejecución conforme a lo acordado, sin caer en alarmismos que podrían ralentizar los procesos administrativos.

Ambos expertos coinciden en que, aunque los riesgos políticos existen, la estructura financiera actual es robusta y permite avanzar con confianza en la implementación de esta segunda línea.

Importancia de la segunda línea del metro de Bogotá

Bogotá, con más de ocho millones de habitantes, sufre una de las peores congestiones vehiculares de América Latina. La primera línea del metro, actualmente en construcción, ya significa un cambio sustancial en la movilidad del suroccidente al centro de la ciudad.

La segunda línea ampliaría el sistema hacia el norte, específicamente a las localidades de Suba y Engativá, que concentran una parte significativa de la población y carecen de un transporte masivo eficiente.

La obra contempla 15,5 kilómetros de recorrido subterráneo, con 11 estaciones, y beneficiaría directamente a más de 2,5 millones de ciudadanos. Su ejecución permitiría descongestionar el tráfico y reducir los tiempos de desplazamiento, además de contribuir con una disminución en las emisiones contaminantes.

* Pulzo.com se escribe con Z

LO ÚLTIMO