
Brisa de Angulo, una destacada abogada y activista colombiana-boliviana, ha captado la atención internacional con su incansable lucha contra el abuso y la revictimización en los sistemas judiciales.
Su historia de superviviente, de lucha y de transformación social no sólo ha influenciado la jurisprudencia latinoamericana gracias a un fallo histórico de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) contra Bolivia, también ha marcado el camino para otras víctimas que buscan justicia.
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En el año 2002, siendo tan sólo una adolescente de 16 años, Brisa denunció haber sido víctima de abuso por parte de su primo, Eduardo Gutiérrez Angulo, quien huyó a Colombia eludiendo a la justicia boliviana. Pero el trauma de Brisa no acabó allí; se enfrentó a una cruda revictimización perpetuada por el mismo sistema judicial que debería protegerla, desembocando en trastornos psicológicos y emocionales que casi cuestan su vida.
“Llevamos más de dos décadas en busca de justicia, enfrentando obstáculos en ambos países”, dijo Brisa de Angulo en Bajo Sospecha, de Pulzo. Fue en ese instante cuando la lucha de Brisa se convirtió en una batalla contra un sistema que favorece a los agresores. La absolución de Gutiérrez Angulo en segunda instancia en Bolivia fue un golpe que demostró dicha inclinación.
El hombre, luego de quedar en libertad condicional y darse a la fuga, duró más de 15 años escondiéndose de las autoridades. Interpol lanzó una circular roja, pero no lograron dar con su paradero. Sin embargo, la suerte no le duró para siempre y, gracias a la exposición pública del caso, le hicieron saber a Brisa que su agresor se encontraba en Colombia.
Según el relato de Brisa en Bajo Sospecha, le dijeron que el hombre hacía parte de una conocida iglesia cristiana en Bogotá y que estaba casado con una pastora.
“Por 15 años yo no sabía nada de él y el proceso quieto. Y es cuando me dicen que hay una persona muy similar a mi agresor, que es líder de la iglesia. El lugar de su presencia, es esposo de una pastora, pero tiene otro nombre: Lalo Levi”, dijo la víctima.
Cuando Brisa conformó que se trataba de su agresor, entró en una crisis, pues no podría creer que su atacante había estado teniendo acceso a niños, niñas, adolescentes, mujeres en una iglesia.
“Sé qué sigue siendo esposo de la pastora y cuando entro a redes y veo que está predicando bajo unas de estas fotos, pero días después la iglesia elimina todo sobre él y sacan un documento que no trabaja allá desde el 2015, pero eso es mentira, porque los videos que descargué son del 2017, del 2018 y lo más triste de todo es que cuando yo rompo el silencio y sale la noticia en Colombia lo protegieron y precitamente empezaron a decir que él es un hombre de Dios y que yo soy una enviada del diablo para destruir la iglesia y esto es un mensaje horrible a las víctimas”, dijo la mujer en Bajo Sospecha.
Ahora, el caso ha vuelto a resonar, pues Gutiérrez Angulo, el agresor, interpuso una denuncia por injuria y calumnia contra Brisa, iniciando así un proceso de revictimización judicial. Esto despertó preocupaciones en cuanto a cómo la justicia puede ser manipulada en favor de los agresores.
En la entrevista con Pulzo, Brisa relató que la justicia colombiana pretendía que ella se sentara frente a frente con su agresor. Además, reveló que la fiscal al cargo no tuvo un trato adecuado.
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En el mismo sentido, indicó que su atacante, a pesar de que él fue el que la demandó, no asistió a la audiencia incumpliendo con las leyes colombianas, pero aun así la jueza no tomó la medida correspondiente, que sería archivar el caso.
A pesar de la trágica experiencia que vivió y sigue viviendo, no se ha dejado derrotar, al contrario, la ha impulsado a crear la Fundación Brisa de Esperanza, que ofrece apoyo a menores víctimas de abuso en Bolivia.
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