Héctor Lagos, el dueño del lugar, le dijo a Noticias Caracol que hacer estas bolsas es el único medio que tiene de sustento en este momento de crisis por el coronavirus.

Ahora, ya no se ven los tacos ni las tizas ni las bolas; el lugar está lleno de máquinas de coser, fileteadoras y plásticos.

A pesar de que la idea le está ayudando a su sustento en la pandemia por COVID-19, Lagos confesó con pesar que siempre está pensando en quién puede usar esas bolsas: “De pronto, uno de mis familiares, uno de mis amigos o alguno de mis clientes”.

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Lejos de parecer un lugar de diversión, el billar tiene todo el aspecto de un taller de costura. Los empleados están distribuidos por todo el local, en cada uno de los procesos que lleva fabricar una de estas bolsas.

Si bien el medio destaca que mientras haya muertos Lagos tendrá sustento (de hecho la cifra llegó este miércoles a 18.184 víctimas), no mencionó quiénes son los nuevos clientes del emprendedor, pues el mercado de la muerte debe estar regulado y no se determinó quiénes son los que compran sus bolsas para los fallecidos.

Acá, las declaraciones del emprendedor y las imágenes de cómo quedó su negocio: