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Escrito por:  Paola Páez Infante
Coordinadora de proyectos especiales     Mar 15, 2024 - 3:00 pm

Colombia es el país más biodiverso por kilómetro cuadrado, con 311 tipos de ecosistemas continentales y marinos y el 53 % del territorio cubierto por diferentes tipos de bosques” como lo destaca la Cancillería y por esa razón considera que “la protección de la riqueza biológica representa una herramienta única para el desarrollo económico y social, y la erradicación de la pobreza”.

La sostenibilidad, el desarrollo y la biodiversidad les da a los ciudadanos, además, una oferta de bienes y servicios ambientales de la que muchos no son conscientes.

Sin embargo, la comunidad científica mantiene y promueve investigaciones para hallar soluciones a todo tipo de problemáticas y allí entra el éxito de algunas de ellas; otras, lo hacen desde leyes que buscan democratizar la ciencia y construir una sociedad basada en el conocimiento para 2030.

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Bancos de semillas en Colombia

Este tipo de iniciativas no son nuevas y son muchas organizaciones, instituciones y grupos académicos que han promovido la conservación de las semillas, que el propio Sistema de Información sobre Biodiversidad de Colombia (SiB) califica como “la moneda del futuro”.

Son consideradas así porque las plantas “dan el aire que respiramos, gracias a ellas tenemos agua en nuestros ríos y son una fuente inagotable de alimentos para la humanidad y para otras especies. […] Con ellas se conserva la “biodiversidad del país con potencial agroalimentario, medicinal y ecológico”, según Amalia Díaz, líder de colecciones botánicas del Instituto Humboldt.

Incluso, la viceministra de Talento y Apropiación Social del Conocimiento, María Camila Díaz, le dijo a Pulzo que la “ciencia, la tecnología y la innovación pueden ser alternativas económicas, productivas y sostenibles para la sociedad civil”.

Así lo entienden las comunidades ancestrales del país y por eso la comunidad misak del norte del Cauca ha liderado una experiencia sobre  la protección de semillas nativas con su propio jardín.

La viceministra Díaz detalló que en esta experiencia se ha adelantado un “diálogo de saber” con los indígenas en torno al conocimiento científico sobre las especies, el tipo de semilla, la producción agrícola de estas, sumada a la “cosmovision del pueblo misak alrededor del cultivo de ciertos alimentos y productos”.

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Desde el Ministerio de Ciencia, la funcionaria dijo que el Gobierno reconoce que “el derecho a la alimentación y a la soberanía alimentaria es un problema que enfrenta la humanidad en su totalidad y, por eso, una experiencia como esta de semillas nativas y producción de alimentos de manera sostenible se puede replicar fácilmente alrededor de Colombia. Incluso en las ciudades porque ahora también se habla de agricultura y huertas urbanas”.

Al reconocimiento se sumó el rector de la Universidad La Gran Colombia, Marco Calderón, al destacar en este medio que “las comunidades ancestrales han tenido semillas que muchas veces el país no sabe dónde están”.

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Varias instituciones de educación superior se han unido a esas investigaciones del Minciencias y Calderón asegura que hoy ya tienen “bancos de semillas por Palmira y por el Cauca”, pero enfatiza en que “hay que hacerlos en todo el país porque los árboles nativos son por regiones”.

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Banco de genética animal

El rector además reveló que este no es el único banco que desarrollaron para “hacer la tarea de la responsabilidad social y la construcción de país”, sino que también tienen un proyecto en Casanare con un banco de genética de animales:

“Se nos están acabando los animales silvestres y hay que conservarlos porque el mañana de la humanidad depende también de ellos y de los animales domésticos”.

Calderón explicó que con la fauna hay todo tipo de investigaciones y que ahora también están orientados a la “ganadería silvopastoril”, para reenfocar la ganadería tradicional y llevarla hacia los bosques.

Según dijo, el beneficio está en que “el árbol del bosque necesita CO2 para convertirlo en oxígeno, pero en la sabana de las ciudades el CO2 se va directamente hacia el firmamento y produce el efecto invernadero”.

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El académico detalló que son varias las universidades que ahora están más en contacto con la naturaleza y por eso también están promoviendo parques tecnológicos en regiones.

Proyectos de ciencia, innovación y tecnología en Colombia

Estas experiencias salieron de algunos programas conocidos como ‘A ciencia cierta’ e ‘Ideas para el cambio’ en los que el Minciencias apoya iniciativas en todo el territorio y que, asegura, ha beneficiado a 121.000 colombianos, pues se han logrado desarrollos que en su concepción respondieron a un contexto muy específico, pero pueden ser replicadas en uno mucho más amplio y potenciarse.

Van 186 organizaciones comunitarias y 20 universidades las que se han unido a este trabajo para en zonas del Caribe, Amazonas, Pacífico, Llanos Orientales y la zona Andina.

Entre otras experiencias, la viceministra destacó otros dos proyectos:

  • La producción de neveras para conservar los mariscos con fibra de coco. “Ayuda a solucionar un problema muy grave que existe en las costas colombianas del Pacífico, que es el montón de residuos sólidos no biodegrabables que quedan en las costas. Las neveras de icopor generan una problemática muy grande en el manejo de residuos sólidos y tener productos naturales como una fibra de coco para producir refrigeración nos ayuda a solventar esa situación”.
  • “Hay un proyecto con el sector pesquero en Tumaco en temas de innovación para fortalecer emprendimientos y trabajar con ellos en apropiacion social del conocimiento”.

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