Una vez más, el mandatario estadounidense minimizó la dimensión de la emergencia sanitaria en su país al echarse flores por supuestamente ser quienes más rápido y mejor hacen los tests para detectar el COVID-19 en pacientes, en lugar de mostrar preocupación por el creciente número de contagiados.
Tales reacciones las acompañó con cuestionamientos a las cifras de China sobre la epidemia en su territorio, como queriendo decir que China miente y podría tener más contagiados de los que dice.
Además, Trump volvió a insistir en que hay que volver pronto a la normalidad, desconociendo los riesgos para la salud de sus connacionales que una medida de esa magnitud significaría.
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