El municipio de West Franfurt, Illinois, de tan solo 8.000 habitantes, es conocido porque la mayoría de sus habitantes votó por Donald Trump en las pasadas elecciones.

Hernández es uno de los vecinos de este lugar, es dueño de un restaurante y se ha destacado por su colaboración con la comunidad, como cenas de caridad con la policía y los bomberos, bazares, donaciones, jornadas de limpieza y cualquier evento de carácter social, destaca The New York Times.

El ‘Times’ dice que a principios de febrero, Hernández fue llevado a un centro de detención por parte de las autoridades de inmigración de ese país, donde permanece, a pesar de que tiene esposa y tres hijos pequeños, todos con nacionalidad estadounidense.

Por tal razón, muchos de los conciudadanos de Hernández, desde el alcalde hasta el jefe de los bomberos, se han pronunciado en contra de la deportación del hombre, y lo han apoyado con palabras de elogio.

Un ciudadano de apellido Grigsby entrevistado por el diario neoyorquino dice que volvería a votar por Trump, así no esté de acuerdo con la deportación de personas como Hernández: “Se deberían revisar los casos, pues esto no es blanco o negro, pues existen personas como Carlos (Hernández)”, apunta el residente de West Frankfurt.