La reunión llega después de que el líder norcoreano, Kim Jong-Un, planteara en su discurso de Año Nuevo la posibilidad de enviar una delegación de deportistas a las justas que se celebran en Pyeongchang, Corea del Sur.

Seúl respondió con una oferta de diálogo y la semana pasada se restableció el “teléfono rojo” intercoreano, tras casi dos años suspendido.

Poco antes de que los cinco miembros de la delegación surcoreana partieran hacia Panmunjom, el ministro de Unificación, Cho Myung-Gyun, afirmó que las dos partes se centrarán en la participación del Norte en los Juegos de Pyeongchang, pero que en la agenda también están previstos otros temas.

“Hoy abordaremos la participación de Corea del Norte en las Olimpiadas y Paralimpiadas de Pyeongchang, y también la cuestión de la mejora de las relaciones intercoreanas”, dijo a la prensa Cho, que lidera la delegación surcoreana.

Seúl ha bautizado la competición en Pyeongchang como las “Olimpiadas de la paz”, pero para que la descripción tenga sentido es necesario que Pyongyang participe.

Si el Norte acepta, una de las principales cuestiones por abordar será si los deportistas de las dos Coreas hacen una aparición conjunta en las ceremonias de apertura y clausura, como ocurrió en Sídney-2000, Atenas-2004 y en los Juegos de Invierno de Turín-2006.

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También se tratará la composición de la delegación norcoreana y su hospedaje, que se espera que sea costeado por Seúl.

El grupo podría pernoctar en un crucero en Sokcho, a una hora de carretera de las instalaciones olímpicas, lo que permitiría vigilar y controlar de cerca sus movimientos.

Con apenas un puñado de atletas calificados para los deportes de invierno, los analistas ven probable que Corea del Norte envíe una significativa cantidad de animadoras a los Juegos de Pyeongchang, entre el 9 y el 25 de febrero.

“Para que Corea del Norte logre el efecto deseado y atraiga la atención, tendrá que enviar a su brigada de reinas de la belleza”, dijo An Chan-Il, un desertor reconvertido en investigador en el Instituto Mundial de Estudios Norcoreanos.

La prensa surcoreana ha dado a entender que el Norte podría enviar una delegación de alto nivel en la que estaría la hermana pequeña de Kim Jong-Un, Yo-Jong, alta dirigente del Partido de los Trabajadores, en el poder.

Más allá de los Juegos

Cho, el alto funcionario surcoreano encargado de las relaciones con el Norte, es un veterano negociador en cuestiones intercorenas, que lleva desde 1990 participando en las conversaciones con el Norte.

El jefe negociador de Pyongyang, Ri Son-Gwon, tiene un papel similar en tanto que líder del Comité para la Reunificación Pacífica de Corea.

Ri ha participado sobre todo en conversaciones militares con el Sur, y es conocido por haberse ido dando un portazo tras apenas unos minutos de reunión en 2010, al rechazar cualquier implicación de Pyongyang en el hundimiento de un buque de guerra surcoreano.

Ambos bandos podrían poner sobre la mesa otras cuestiones, lo que los analistas consideran que será un reto mucho mayor.

El Sur quiere abordar la reanudación de las reuniones familiares, pero Pyongyang ya desdeñó ofertas pasadas, al asegurar que no se plante más reuniones a menos que el Sur repatrie a varios de sus ciudadanos.

El Norte probablemente querrá debatir el fin permanente de los entrenamientos militares anuales entre Corea del Sur y Washington.

Washington y Seúl acordaron la semana pasada posponer los ejercicios de este año hasta después de los Juegos, en un intento de calmar los ánimos.