El plan de 10 puntos del gobierno británico, que aspira a “crear y sostener” hasta 250.000 empleos, pretende desarrollar la energía eólica marina, el hidrógeno para calefacción y transportes, promover el carro eléctrico plantar miles de hectáreas de árboles o convertirse en “líder mundial” en términos de captura y almacenamiento de CO2.

Asimismo, y a riesgo de incitar a los defensores del medio ambiente, el plan contempla promover la energía nuclear, informaron los servicios de primer ministro en un comunicado.

Estas medidas permitirán al Reino Unido, que albergará en 2021 en Glasgow la conferencia de la ONU sobre el clima, la COP26, lograr su objetivo de cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050.

“Tras extensas consultas con los fabricantes de automóviles, el primer ministro confirma que Reino Unido dejará de vender nuevos coches y nuevos utilitarios de gasolina y diésel para 2030”, según el comunicado.

En febrero, Boris Johnson había adelantado en 5 años, a 2035, este objetivo. Ahora, solo las ventas de vehículos híbridos serán autorizadas hasta esta fecha.

Esta “revolución industrial verde” movilizará 12.000 millones de libras en inversiones públicas (13.400 millones de euros, 15.908 millones de dólares), de ellos 1.300 millones para acelerar el despliegue de estaciones de carga para los vehículos eléctricos.

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En octubre, Boris Johnson prometió convertir al Reino Unido en la Arabia Saudita de la energía eólica marina, capaz de alimentar en energía a todas las viviendas británicas con la producción cuadruplicada a 40 gigavatios para 2030, es decir, el equivalente de más de 40 reactores nucleares.

Además del objetivo de la neutralidad carbono en 2050, el dirigente espera que su “revolución” verde permita reducir las desigualdades regionales y eliminar parcialmente los daños económicos causados por la pandemia del nuevo coronavirus.

“Nuestra revolución industrial verde estará alimentada por los parques eólicos en Escocia y en el noreste, propulsada por vehículos eléctricos fabricados en el Midlands y avanzará gracias a las últimas tecnologías desarrolladas en Gales”, agregó Johnson.

La ONG Greenpeace celebró la prohibición de nuevos vehículos de gasolina y diésel como “un punto de inflexión en la acción por el clima. No obstante, lamenta que Boris Johnson “mantenga otras soluciones especulativas, como la nuclear y el hidrógeno procedente de las energías fósiles”.