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Escrito por:  Diego Quiroga Ussa
Redactor     Ene 21, 2025 - 10:13 am

La champaña, esa bebida sinónimo de celebraciones y momentos de alegría, atraviesa una de las etapas más difíciles de su historia. Las ventas, que tradicionalmente han estado vinculadas a la euforia de grandes eventos y fiestas, han disminuido considerablemente, reflejando un panorama mucho menos festivo en el mundo.

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Según un informe del Comité Champagne, recogido por CNN,  los envíos de champaña desde Francia cayeron un 10 % el año pasado, sumando un total de 271 millones de botellas. Esta caída marca el segundo descenso consecutivo, una tendencia que está afectando no solo a Francia, sino a nivel global.

La razón detrás de esta disminución es clara: los consumidores están cada vez menos dispuestos a gastar en celebraciones, con la inflación y un clima económico incierto que no invita al lujo.

Maxime Toubart, copresidente del Comité Champagne, fue directo al señalar que “no es momento para celebraciones”. Los conflictos geopolíticos, la crisis económica mundial y una actitud pesimista generalizada están frenando el consumo de champaña, especialmente en mercados clave como Estados Unidos y Francia.

En el mercado interno francés, las ventas también han sufrido una caída del 7 %, lo que refleja la desconfianza reinante debido a la inestabilidad política y económica. A pesar de ello, el Comité Champagne se mantiene optimista, confiando en la resistencia de la industria a largo plazo. Sin embargo, no se puede negar que la situación actual hace difícil que la gente sienta ganas de abrir una botella de champaña.

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El gigante de lujo LVMH, propietario de marcas como Dom Pérignon y Veuve Clicquot, ya había anticipado en julio que 2024 sería un año complicado para la industria, al registrar una disminución del 15 % en sus ventas durante el primer semestre del año.

Por su parte, otras marcas de lujo, como Telmont, también han visto cómo sus ingresos se ven impactados por la caída en el consumo, lo que ha llevado a una reestructuración de su estrategia. Además, la firma francesa se ha sumado a la tendencia ecológica, con un enfoque en la sostenibilidad para atraer a un público más consciente del medio ambiente.

Sumado a todo esto, el cambio climático está jugando un papel fundamental en la crisis del champaña. Los productores han tenido que lidiar con fenómenos meteorológicos extremos que han afectado la cosecha, generando una disminución significativa en la producción.

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A pesar de ello, algunas casas de champaña, como Telmont, están apostando por una agricultura más respetuosa con el medio ambiente, con la esperanza de que esta inversión en sostenibilidad pueda devolverles la confianza del consumidor.

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