Antes de ordenar que sus tropas comenzarán la incursión, Vladimir Putin, presidente de Rusia, analizó la situación con sus asesores más cercanos, entre los que se encontraba su jefe de inteligencia.

Cuando este tomó la palabra, sugirió esperar un tiempo y darle paso a los esfuerzos diplomáticos para que la ofensiva fuera la opción más lejana en caso de que Ucrania no reconociera la autonomía de las provincias separatistas de Donetsk y Lugansk.

“Podemos dar a nuestros compañeros de occidente una última oportunidad para forzar a Kiev a escoger la paz e implementar los acuerdos de Minsk. En el peor de los casos, tendremos que tomar la decisión que estamos debatiendo”, manifestó.

Pero a Putin no le gustó esa postura y con tono autoritario hizo que su funcionario corrigiera lo dicho y lo acomodara a lo que él quería.

De hecho, le lanzó una mirada tan amenazante que lo puso a temblar de los nervios y a titubear con lo que decía delante de todo el auditorio, que observaba en silencio al tembloroso hombre.

Así fue el tenso cruce entre ambos:

– Putin: ¿A qué se refiere con en el peor de los casos?, ¿está sugiriendo que debemos empezar las negociaciones?
– Jefe de inteligencia: No.
Putin: ¿O que reconozcamos la soberanía de las repúblicas?
– Jefe de inteligencia: Yo apoyaré.
– Putin: Hable claro.
– Jefe de inteligencia: Apoyaré la propuesta de reconocer.
– Putin: ¿La apoyará o la apoya ahora? Sea claro.
– Jefe de inteligencia: Apoyo la propuesta.
– Putin: Entonces dígalo.
– Jefe de inteligencia: Es lo que estoy diciendo, apoyo esa propuesta de que las repúblicas de Donetsk y Lugansk se unan a la Federación Rusa.
– Putin: No estamos hablando de eso, no es eso lo que estamos debatiendo. Estamos hablando de si reconocemos su independencia o no.
– Jefe de inteligencia: Apoyo la propuesta de reconocer su independencia.
– Putin: Muy bien, siéntese por favor.

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En video, el particular momento:

Mapa de explosiones en Ucrania: