Joseph ha asumido en parte la responsabilidad de mantener a flote el país después de la crisis, e incluso la policía de ese país y la versión que entrega la embajada haitiana en Colombia coinciden en respaldarlo, desligándolo de toda responsabilidad sobre el magnicidio, pero los mercenarios colombianos que lo ejecutaron volvieron a involucrarlo.

Sus testimonios, divulgados por Noticias Caracol este miércolesdivulgaron varios nombres que habrían planeado la operación, empezando por el exfuncionario local Joseph Badio, señalado de ser uno de los autores intelectuales del asesinato, quien también habría participado en la misma.

(Vea también: Mercenarios colombianos confiesan cómo asesinaron a sangre fría al presidente de Haití)

Pero sobre los verdaderos aspirantes a la presidencia, quienes esperaban asumir el poder al exterminar a Moïse, mencionaron al médico y pastor religioso Emmanuel Sanon, pero sus posibilidades habrían disminuido y en eso surgió la figura de la exjueza Windelle Coq, a partir de cuya postulación se dice que el poder judicial del país se habría puesto contra del jefe de Estado.

Los mercenarios incluso habrían estado en la casa de la mujer y también recuerdan la participación del senador John Joel Joseph, quien habría ofrecido hombres para participar en la operación, pero que finalmente no se vieron por ninguna parte.

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En medio de la incertidumbre por quién tomaría realmente la batuta del país fue que surgió el nombre de Claude Joseph, quien también era la carta más fuerte porque efectivamente es quien asumió ante la vacancia de poder.

Se tumba a Jovenel y queda el primer ministro. Ellos ni siquiera tienen que hacer un plan de escape porque el primer ministro los iba a proteger“, cuenta uno de los testigos, cuyo nombre permanece en reserva por lo delicado de sus aportes, indica el noticiero. Sin embargo, nada fue así:

“En vez de protegerlos los traicionó, les puso una trampa y a la media hora ya había dicho que eran colombianos, sin ninguna investigación y sin nada”, agregó.

En el relato de los mercenarios incluso se menciona que después del asesinato se dirigían al palacio de gobierno, donde creían que un nuevo presidente iba a ser proclamado y los convertiría en su guardia de seguridad personal.

Aunque harían falta pruebas que la soportaran, esta versión es hasta ahora de las que más comprometen al primer ministro, quien prometió elecciones, pero continúa sin avanzar en ese cometido, con el agravante de que la atención ha quedado distraída en el terremoto de hace unos días y el azote de tormentas tropicales posteriores.