En una reunión con guardias fronterizos en Virginia (EE.UU.), Trump pidió endurecer las medidas para frenar a los que “penetran desde El Salvador, Guatemala, Honduras, México y de todas partes”.

Tillerson, en cambio, en México, en la primera etapa de una gira latinoamericana, conversaba sobre los esfuerzos compartidos para enfrentar el crimen organizado a ambos lados de la frontera.

En el Centro Nacional de la Guardia Fronteriza, Trump escuchó sobre la cooperación con los países latinoamericanos para combatir el tráfico de drogas y el paso de migrantes clandestinos.

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Pero su respuesta fue mordaz: “¿Qué hacen México y Colombia y los demás países? Nada ¿De verdad piensan que lo intentan? Inundan de drogas a nuestro país y se ríen de nosotros”.

De manera explícita, vinculó a las bandas del narcotráfico en Estados Unidos con los migrantes que cruzan por la frontera con México y aseguró que ese es el motivo por el cual busca reformar la ley migratoria.

No ayuda

Mientras Trump pronunciaba esas palabras, Tillerson mantuvo una reunión trilateral con sus pares de México, Luis Videgaray, y de Canadá, Christia Freeland, en la que abordaron el tema comercial y de seguridad en la frontera, así como las preocupaciones por las normas migratorias.

Tillerson destacó la necesidad de combatir a “los grupos trasnacionales del crimen organizado” y reconoció que Estados Unidos tiene una responsabilidad por ser un mercado para las drogas y por el tráfico de armas que llega a los cárteles en América Latina.

Y, a diferencia de Trump, elogió a México: “Hay un esfuerzo conjunto, activo y vigoroso, que vamos a mantener hasta que hayamos resuelto el problema”, dijo a la prensa.

Las contradictorias declaraciones de ambos sugieren que las diferencias de tono en sus discursos no se reducen a un simple juego del policía bueno y el policía malo.

Uno de los funcionarios estadounidenses que acompaña a Tillerson en esta gira latinoamericana comentó en el avión que lo trajo a Argentina que las declaraciones del presidente “no ayudan”.

Aunque no critican directamente al presidente, los asistentes del departamento de Estado subrayaron que el discurso positivo de Tillerson refleja la política exterior de Estados Unidos.

Al referirse a las palabras de Trump, el subsecretario Steve Goldstein dijo que “personas diferentes hablan de manera diferente, pero la política no ha cambiado”.

“Nos vamos (de México) con la sensación de que logramos mucho. Tenemos que hacer más, pero todos apuntamos al mismo objetivo”, señaló Goldstein.

Pese a que la reforma migratoria no le compete, Tillerson, en representación de Estados Unidos durante su visita a México, sintió la necesidad de reconocer “el valor” de los migrantes y dijo que es doloroso para ellos vivir en la incertidumbre.

Mensajes contradictorios

Los diplomáticos extranjeros en Washington se lamentan a menudo por los mensajes contradictorios de la Casa Blanca, la misión de Estados Unidos ante Naciones Unidas y el departamento de Estado.

Los columnistas sugieren que Estados Unidos desarrolla dos políticas: la de “Estados Unidos primero” de Trump versus la búsqueda de alianzas de Tillerson y del secretario de Defensa Jim Mattis.

Los líderes mundiales, temerosos de caer bajo el perturbador efecto de los impulsivos tuits de Trump, se cuidan de no expresar públicamente su preferencia por una u otra.

Pero en cambio, en su conferencia de prensa conjunta en México, Videgaray y Freeland no escatimaron en elogios hacia Tillerson por su voz y sus esfuerzos para mantener vínculos estrechos con sus países.

AFP

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