El consejero delegado de Pfizer, Albert Bourla, explicó al canal de televisión CNBC que la fabricación de esta nueva vacuna se debe a que muchos países estarían interesados en disponer de ellas lo antes posible. La misma podría estar lista en marzo de este año.

Bourla también resaltó que esta nueva versión busca una mayor inmunidad ante ómicron, pero seguiría ofreciendo protección ante otras variantes.

“La esperanza es que logremos algo que tenga una protección mucho mejor, en particular contra las infecciones, porque la protección contra hospitalizaciones y enfermedad grave ahora mismo es razonable con las vacunas actuales, siempre que se haya administrado la tercera dosis”, dijo el consejero.

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Por su parte, el delegado de la compañía Moderna, Stephane Bancel, aseguró al mismo canal que ellos también están en el proceso de tener una nueva dosis de refuerzo de su vacuna, diseñada de forma específica para combatir la variante ómicron.

Bancel informó que la meta es tenerla disponible después del mes de septiembre de este año, y desde ya están en conversaciones con las autoridades sanitarias de todo el mundo para decidir la mejor estrategia. “Hay discusiones a diario. Queremos estar listos con el mejor producto posible para el otoño de 2022”, recalcó el ejecutivo.

Asimismo, aseguró que ya han cerrado tratos con países como el Reino Unido, Corea del Sur y Suiza.

Según reseña EFE, los estudios científicos sobre las vacunas contra el coronavirus han revelado que las mismas siguen reduciendo de forma muy importante la posibilidad de sufrir un caso severo.

Novartis muestra resultados positivos en tratamiento anticovid

Otras farmacéuticas también se encuentran fabricando más medicamentos para atacar la COVID-19 y así aumentar la lista de opciones que permitan enfrentar al virus.

En esta oportunidad el gigante farmacéutico suizo Novartis anunció que ha obtenido resultados positivos durante los ensayos de fase 2 de un nuevo tratamiento “capaz de neutralizar todas las variantes” del coronavirus, incluida la ómicron.

El tratamiento, bautizado como ensovibep, que es administrado en intravenosa demostró una reducción de la carga viral al cabo de ocho días. Los ensayos se realizaron en pacientes con casos agudos de COVID-19, tratados en centros sanitarios, pero sin necesidad de hospitalización.