Luego del deceso de la mujer, Ossola hizo los trámites necesarios para empezar a recibir la pensión de su difunta esposa, que era una profesora jubilada. Sin embargo, el organismo responsable de esos asuntos en el país hizo investigaciones en el barrio donde vivía la pareja, y encontró varios detalles (como que los vecinos no sabían de la unión) que hicieron que el área de asesoría jurídica rechazara la petición, informa Clarín.

Ossola dijo que todavía no le han notificado sobre la decisión, pero advirtió que acudirá a la Justicia Federal, de ser necesario, para que su petición se haga efectiva. Además, dijo:

“Si tengo que ir hasta la Corte Suprema, lo haré, porque el rechazo a mi petición es infundado y no traicionaré la última voluntad de Yolanda ni el juramento que le hice”.

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El viudo también dijo que al momento de tramitar la pensión, presentó todos los documentos que la ley le pedía. Además, aseguró que pese a la avanzada edad de su fallecida esposa, ella gozaba de una “lucidez asombrosa” y, aunque no sabía mucho de derecho, quería asegurarse de que la unión “no tendría ningún vicio de ilegalidad”.

Según el citado medio, Mauricio y Yolanda se casaron en un “discreto matrimonio civil” cuando él tenía 23 años y ella, 91. Ossola dice que la boda para su tía abuela fue su última voluntad.

De acuerdo con el medio Infobae, Mauricio vivía desde 2009 en una casa junto a su madre, su hermano, su abuela y la hermana de ella, o sea, Yolanda. En aquella época, debido a la falta de dinero, el joven contempló la idea de abandonar sus estudios. Sin embargo, Yolanda le insistió en que continuara con ellos, y le ofreció su ayuda. Tiempo después, iniciaron el romance que terminó en la boda.