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Los equidnas son animales muy particulares. Si bien se parecen a los erizos, hacen parte de familias distintas. Además, es muy difícil toparse con uno de ellos, pues solo habitan en algunas islas de Oceanía, como Australia, Nueva Guinea o Tasmania, por mencionar algunas.
Junto a los ornitorrincos, son los únicos mamíferos que ponen huevos y, hasta hace muy poco, existía un debate científico alrededor de si estos animales tenían la capacidad de vocalizar para comunicarse o si, por el contrario, los sonidos que producían era el resultado de su respiración.
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Sin embargo, un reciente estudio publicado en la revista académica Journal of Zoology, zanja la duda. Un equipo de investigadores australianos estuvo observando equidnas salvajes en un parque nacional ubicado en el occidente de Australia.
Los animales, describió Christine Cooper, una de las científicas detrás de la investigación, “emitían sonidos de arrullo y gruñidos, además de los ruidos de jadeo y exhalación que se sabe que hacen estos animales”. Cooper y su equipo lograron capturar los sonidos de estos animales con dos micrófonos y una cámara que ubicaron cerca de una cueva frecuentada por estos mamíferos.
Según el estudio, un análisis minucioso de los arrullos y gruñidos “demostró que los equidnas son capaces de vocalizar, lo que los equipara a la mayoría de los mamíferos en el uso de la comunicación acústica”. Sin embargo, esta comunicación ocurría exclusivamente durante algunos periodos.
De acuerdo con Cooper, los equidnas solo emiten sonidos cuando están solos o con otro equidna. Pero, aclara la científica, “todas las vocalizaciones registradas se producían exclusivamente durante la época de cría”. Esto, manifestó la Universidad de Curtin, donde trabaja Cooper, los lleva a pensar que se trata del ‘lenguaje del amor’.
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La cuestión, como concluyeron los investigadores, es que las vocalizaciones de los equidnas de pico corto no son tan frecuentes lo que les lleva a considerar que la comunicación acústica no es su principal modo de comunicación.
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