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Este artículo fue curado por pulzo   Abr 30, 2025 - 8:25 am
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En escasos 100 días en el cargo de vicepresidente, J.D. Vance ha adquirido una nueva estatura dentro del gobierno. Numerosos militantes lo consideran ya como el sucesor natural de Trump. Mientras que el exvicepresidente Pence trataba de calmar los ardores de Trump I, Vance en cambio los atiza en este Trump 2. Por Pierre Fesnien, periodista de RFI.

En los 100 primeros días del segundo mandato de Donald Trump, J.D. Vance ha sido, sin duda alguna, mucho más visible que Mike Pence en los cuatro años del primer paso del magnate por la Casa Blanca. El exsenador de Ohio ha emprendido una redefinición de las funciones del cargo, cuyas prerrogativas son tradicionalmente vagas, y lo ha hecho con un estilo sin precedentes. Mientras que el ex vicepresidente Mike Pence actuaba como una especie de catalizador frente a la impulsividad de Trump, J.D. Vance parece más inclinado a avivar las llamas para que el fuego se propague.

‘Vance es más radical que Trump’

“La elección de un vicepresidente suele servir para compensar las debilidades del presidente. En este caso, sin embargo, ha escogido a alguien aún más radical que él. Vance actúa como un provocador y es mucho más ideológico que Donald Trump”, analiza Jérôme Viala-Gaudefroy, profesor en Sciences Po Saint-Germain-en-Laye y especialista en Estados Unidos.

En tan solo 100 días, el vicepresidente de 40 años ha acumulado una serie de intervenciones que lo han consolidado como portavoz internacional de Donald Trump. La primera de ellas fue, sin duda, su discurso en la Conferencia de Seguridad de Múnich, cuando las cancillerías europeas quedaron atónitas. Allí, Vance denunció el “retroceso de la libertad de expresión en Europa” y de “sus valores fundamentales, compartidos con Estados Unidos”. Los europeos asistieron, estupefactos, a una lección de moral sobre lo que debería ser la democracia, aderezada con amenazas apenas disimuladas de un posible retiro de Estados Unidos de la Alianza Transatlántica si el Viejo Continente no asumía su parte del esfuerzo común.

Apenas dos semanas después, otra salida explosiva de Vance sacudió las certezas de numerosos diplomáticos en todo el mundo. Frente a las cámaras, el vicepresidente increpó al presidente ucraniano Zelenski en el Despacho Oval, acusándolo de “faltar al respeto a Estados Unidos”. Vance encendió así la mecha que desató la ira de Trump, quien reprendió luego  públicamente a Zelenski. El presidente ucraniano había acudido a defender la causa de su pueblo ante la agresión rusa, en una escena de una violencia diplomática sin precedentes en la historia reciente del país.

Fiel a su papel de ejecutor, el vicepresidente también viajó a Groenlandia para llevar el mensaje de su presidente y defender las ambiciones de anexión del territorio administrado por Dinamarca.

Ex feroz crítico de Trump I

Graduado en Yale y con años de servicio en los Marines, Vance representa casi el polo opuesto de su presidente. Durante el primer mandato del magnate inmobiliario, Vance fue un duro crítico de Trump y de su administración. Antes de las elecciones de 2016, llegó incluso a declarar que estaba dispuesto a votar por Hillary Clinton y se describía a sí mismo como un “Never Trump guy” (Nunca seré un chico Trump). Inclusive lo llamó “estafa”.

Sin embargo, Vance supo hacerse perdonar. Alegó haber sido engañado por las mentiras que, según él, difundían los medios sobre Trump. Este acto de contrición sedujo al presidente, que desde entonces ha mantenido la vista puesta en él. Sobre todo le reconoce una cualidad que está por encima del resto: defenderlo de manera incondicional en cada aparición pública.

“El giro que dio Vance respecto a sus críticas iniciales, para luego humillarse besando la mano de Trump y volver a ganarse su favor, revela una ambición descomunal”, comenta Jérôme Viala-Gaudefroy.

Propulsado por Thiel y Musk

Con el respaldo del “Gran Jefe”, el Big Bosse, J.D. Vance pasó de ser un escritor con éxito a senador por Ohio. Pero para dar el salto definitivo a Washington, también contó con apoyos de peso que hicieron todo lo posible para que su nombre apareciera en la fórmula presidencial. El primero de ellos fue Peter Thiel.

Vance mantiene una estrecha relación con el multimillonario libertario, a quien conoció en una conferencia en Yale. El fundador de PayPal invirtió cerca de 15 millones de dólares en su campaña para el Senado. Thiel, próximo también a Donald Trump Jr., habría ejercido junto a él y Elon Musk una influencia decisiva para convencer a Trump de elegir al exmarine como su compañero de fórmula.

Vance deberá ahora esperar a la sombra de su jefe. Pero, a juzgar por su ascenso meteórico y su trayectoria casi impecable hasta las altas esferas del poder, el último peldaño que lo separa del Despacho Oval parece mucho menos alto de lo que aparenta.

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