El plan, que hace parte de los esfuerzos internacionales para garantizar la estabilidad en Colombia, fue una iniciativa del Ministerio francés de Exteriores para ayudar a la reinserción de los exguerrilleros, algo que París considera una prioridad para el país latinoamericano.

“Una desmovilización exitosa va a la par con la aplicación de un sistema de formación para que puedan entrar en el mercado de trabajo”, indica el proyecto del Consejo de Nueva Aquitania.

En una primera etapa, en 2019, cinco agentes del Parque Natural de las Landas de Gascuña viajarán al departamento colombiano de Nariño para instruir a antiguos integrantes de las Farc.

Posteriormente, un número todavía indeterminado de esas personas completarán en Francia su instrucción como formadores, con un énfasis especial en la preservación del medio ambiente y de la biodiversidad.

“Independientemente de lo que haya podido pasar antes, que como mínimo es más que criticable, la realidad es que, si queremos que haya un proceso de paz en Colombia, a la comunidad internacional le corresponde ayudar”, explicó a Efe el presidente del parque, Renaud Lagrave.

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Lagrave viajará en diciembre a Colombia para validar un plan estimado en 60.000 euros, de los que Nueva Aquitania aportará 30.000, el departamento de Nariño 15.000 y los 15.000 restantes el Ministerio de Medio Ambiente, el parque implicado y diversas agencias de cooperación regional.

El perfil de los candidatos, así como su número y el tiempo de formación se perfilarán en ese desplazamiento.

Lo que sí está claro es que esos cursillos, según el proyecto, contribuirán a “aportar soluciones a las problemáticas de deforestación y deterioro de la diversidad” de Nariño, principal territorio productor de coca del país.

El presidente del ahora partido político Farc, Rodrigo Londoño —‘Timochenko’—, denunció en agosto un “abandono estatal” y calificó de preocupante que los más de 7.000 desmovilizados no vean respetadas sus garantías de seguridad o afronten una reincorporación a la vida civil tortuosa.

Pero la idea de tener a exguerrilleros en Francia no ha convencido a todo el mundo.

El proyecto aprobado por el Consejo Regional, presidido por los socialistas, recibió el rechazo de los grupos opositores Los Republicanos (centro-derecha) y Agrupación Nacional (ultraderecha).

“Hacer venir a antiguos terroristas puede ser particularmente peligroso. ¿Habrá un seguimiento psicológico o psiquiátrico? ¿Qué nos garantiza que no recaerán?”, se pregunta en declaraciones a Efe la consejera ultraderechista Edwige Diaz.

La integrante de Agrupación Nacional se posicionó en contra de un plan que, en su opinión, “importa terroristas” y resulta caro.

“La región no tiene por qué gastarse tanto dinero en un combate que no es el suyo. El paro se dispara en Francia, la inseguridad también, y tenemos cada vez más pobres. (…) Esos 30.000 euros podrían ser utilizados de otra manera”, explica.

El responsable del parque considera que no se trata de una cuestión económica.

“Hubieran votado en contra aunque se hubiera aprobado un solo euro. Es un pretexto para no ayudar. Todo el mundo sabe que (los ultraderechistas) son el partido de la exclusión. Están sistemáticamente en contra de toda cooperación”, dice Lagrave.

Y, pese a la oposición recibida, celebra poder contribuir “modestamente” en favor de la paz con una propuesta que llegará también a los escolares franceses, cuando los guías franceses del parque les expliquen en sus colegios su experiencia una vez que haya finalizado.