Collins, empleada de CNN (cadena de noticias a la que Trump suele atacar y tildar de ‘Fake News’, ‘Noticias falsas’), fue llamada el miércoles en la tarde, antes del acto, a la oficina en la Casa Blanca de Bill Shine, subdirector del personal de comunicaciones. Allí también estaba la secretaria de prensa de Trump, Sarah Sanders.

La periodista le relató a CNN la situación:

“Ellos dijeron: ‘Usted no fue invitada a la conferencia de prensa en el Rose Garden hoy’. […] Dijeron que las preguntas que yo hice eran inapropiadas para el lugar. Y dijeron que yo estaba gritando”.

Collins les dijo que le estaban prohibiendo ir a un acto oficial porque no les habían gustado sus preguntas, y ellos respondieron que no se le estaba prohibiendo a CNN asistir. Podían ir los fotógrafos y los productores, pero no ella. Sarah Sanders reconoció su postura frente a la periodista y sustentó la decisión en los supuestos gritos de la reportera.

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La expulsión de la comunicadora, dice CNN, es una represalia por unas preguntas que ella le había hecho al presidente Trump, más temprano el mismo miércoles, sobre su exabogado Michael Cohen (con quien habría arreglado un pago para ocultar una aventura del presidente con una modelo Playboy hace varios años) y sobre Vladimir Putin (el presidente de Rusia, con quien Trump se portó bastante sumiso en la cumbre que sostuvieron la semana pasada en Finlandia). El mandatario se negó a responder.

El nuevo desplante del gabinete de Trump a CNN abre un nuevo capítulo en la ya complicada relación entre ambas partes. Pero esta vez hubo más elementos porque, aparte de la solidaridad que le mostró la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca, Fox News, la cadena de noticias predilecta del presidente Trump, también se puso del lado de Collins, agrega The Guardian.

Jay Wallace, presidente de Fox News, dijo en un comunicado:

“Estamos en fuerte solidaridad con CNN por el derecho al acceso completo de nuestros periodistas como parte de una prensa libre y sin restricciones”.