Su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), sigue clamando que le den la oportunidad y considera la medida como una maniobra política y el alivio de sus rivales en la carrera hacia las urnas.

“Un golpe contra la democracia”, lo calificó Morales desde Argentina, mientras sus oponentes celebraban la decisión del Tribunal Supremo Electoral pero sin fiarse de que el expresidente se vaya a rendir para llegar a las elecciones del 3 de mayo.

Las autoridades justificaron que el expresidente no reside de forma permanente en Bolivia, pues desde noviembre del año pasado está fuera, y que las leyes marcan que tiene que haber vivido desde al menos dos años antes en la circunscripción por la que se presenta, en su caso la región de Cochabamba.

El tribunal electoral no consideró una “verdad material” que Morales desarrolle su “proyecto de vida” en el distrito por el que figura en el padrón electoral, explicó ante los medios en La Paz el presidente de este órgano, Salvador Romero.

El 10 de noviembre de 2019 anunció su renuncia denunciando un golpe de Estado para derrocarlo en medio de presiones de mandos policiales y militares, entre otras, y al día siguiente salió hacia México.

Luego viajó en diciembre a Argentina, donde permanece tras pedir refugio y desde donde ejerce de jefe de campaña electoral del MAS.

Decisiones como esta “asignan victorias y derrotas, (…) reacciones y sentimientos contrastados”, aseveró Romero, quien defendió la “imparcialidad y equidistancia política, sin sesgos a favor o en contra de ninguna fuerza o candidatura”, por parte del órgano que preside, al que “no perturban el ánimo” las voces en el “ámbito político y social”.

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Reacciones encontradas

Frente al previsible enfado del MAS, el resto de candidaturas presentadas, respiraron satisfechas.

Su partido ya avisó el día antes de que esto iba a pasar, pues viene denunciando una supuesta persecución para evitar que vuelva al poder, y los abogados de Morales advirtieron de que recurrirán a organismos internacionales.

Las encuestas dan primero al MAS, con el exministro Luis Arce como candidato a presidente, que estaba observado como Morales pero en cambio sí ha sido habilitado, tras volver a Bolivia en enero después de asilarse en México en diciembre y acompañar luego un tiempo en Argentina al expresidente.

Si Evo Morales hubiera intentado en este tiempo volver a Bolivia, se hubieran enfrentado a una orden de aprehensión y a una serie de procesos judiciales por denuncias, incluidas las del Gobierno interino del país, por delitos como terrorismo y fraude electoral.

La presidenta interina, Jeanine Áñez, también candidata, no se pronunció, pero otros rivales electorales como los expresidentes Carlos Mesa y Jorge Quiroga aplaudieron al tribunal.

“Deberá responder ante la justicia local e internacional SIN la impunidad de un curul” o escaño de senador, escribió Quiroga en Twitter.

Muchos temen que si hubiera sido aceptada la candidatura y fuera elegido senador, si el MAS ganara las elecciones Morales podría activar el mecanismo constitucional de sucesión para volver al poder.

Áñez era senadora cuando lo asumió de forma interina dos días después del anuncio de renuncia del entonces mandatario.

“La verdadera amenaza es que el MAS gane la mayoría en el Congreso y posiblemente la presidencia en primera vuelta”, alertó otro de los candidatos, el exlíder cívico Luis Fernando Camacho.

Candidatura Polémica

Evo Morales logró presentar su candidatura a través de unos abogados a los que dio un poder notarial en Buenos Aires para tramitarla, no sin dificultades ni sin polémica al igual que cuando se presentó el año pasado a presidente.

Una abogada terminó en prisión preventiva y el otro denunció un supuesto intento de detenerle también, que no se concretó.

Morales fue declarado vencedor para un cuarto mandato seguido en las elecciones del pasado octubre en Bolivia, luego anuladas entre denuncias de fraude electoral a su favor e informes de organismos internacionales sobre irregularidades en el proceso.

A ellas llegó con una candidatura cuestionada dentro y fuera del país, pues la Constitución que él mismo promulgó limita a dos los mandatos continuos, pero logró el aval del Tribunal Constitucional para presentarse indefinidamente a la reelección.

Ahora su deseo de volver a la política en Bolivia como parlamentario, algo inusual para un exmandatario en el país, se ve frenada por otro tribunal, el electoral.