Rosangela estuvo una semana en el Hospital do Oeste en Barreiras, a donde la habían llevado sus familiares luego de presentar una “fatiga severa”. Sin embargo, luego de ese tiempo, sufrió dos ataques cardíacos, y fue entonces cuando la declararon muerta, informa ABC.

Los seres queridos hicieron los trámites funerarios, velaron el cuerpo de la mujer y la enterraron. Sin embargo, tomaron la decisión de desenterrarla luego de que algunos vecinos del cementerio en el que estaba su tumba informaran sobre unos ruidos que salían del lugar. Rosangela, por si quedan dudas, murió.

Natalina Silva, una de las personas que oyeron los ruidos, comentó cómo se dieron cuenta de que algo andaba mal. 20 minutos cita:

“Cuando llegué justo en frente de la tumba, escuché golpes desde adentro. […] Pensé que los niños que jugaban en el cementerio me estaban gastando una broma. Luego escuché otros dos gemidos y finalmente la voz se calló”.

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Luego de la exhumación, Germana de Almeida, madre de la fallecida, aseguró que en el cuerpo de su hija había heridas que no tenía al momento de ser sepultada. Según dice Germana, la mujer trató de abrir la tapa del ataúd, y afirma que había rastros de que había tratado de clavarle las uñas. Además, dice que en las manos también tenía heridas.

La familia de la mujer dio aviso a las autoridades, que aseguraron que iniciarían una investigación por el fatal error. Sin embargo, según Globo, la policía del pueblo dice que quienes abrieron la tumba de la mujer deben responder por el delito de violación funeraria, que puede llevar a penas de entre uno y 3 años de prisión.