El texto, elaborado desde hace meses a pesar de las protestas de oenegés y de una parte de la oposición, es uno de los más restrictivos de Europa y permitirá bloquear a los migrantes en las fronteras sin ni siquiera darles la posibilidad de solicitar asilo en determinadas circunstancias.

“No podemos acoger a toda la miseria del mundo”, explicó el nuevo ministro de Interior, Wolfgang Sobotka, asegurando que el gobierno no actuaba “por placer, sino porque otros países no hacen su trabajo” en materia de control migratorio.

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Por Austria, situada en el cruce de dos principales rutas migratorias en Europa —la de los Balcanes y la que llega desde Italia—, transitaron cientos de miles de refugiados el año pasado. El país acogió a 90.000 refugiados en 2015, es decir, más del 1 % de su población, solo superado por Suecia dentro de la UE.

Para 2016, Viena se fijó un techo de 37.500 solicitantes de asilo suplementarios, asegurando que sus capacidades de integración están llegando al límite.

Otrora felicitada por su generosidad en el punto álgido de la crisis, en otoño de 2015, la coalición gubernamental del canciller socialdemócrata Werner Faymann y del vicecanciller conservador Reinhold Mitterlehner ha endurecido su política migratoria, mientras la extrema derecha de la FPÖ se ha hecho fuerte en la república alpina.

AFP

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