En una playa atardecida del mar Jónico, unos niños sirios gritan de alegría y corren por la arena, olvidando por momentos los horres de la guerra. Son parte de un grupo de refugiados acogidos en Grecia por un alcalde oriundo de su patria. Tras el ocaso, los chicos se dirigen a una plaza cercana, y las mujeres salen con carritos a dar un paseo.

Son todos refugiados sirios, viven en un resort veraniego abandonado por años de crisis económica y se consideran afortunados de estar donde están.

“Me pasé dos semanas en una tienda de campaña, en medio del agua en Idomeni”, cuenta Wis Najjar, refiriéndose al mísero campo de refugiados situado en la frontera greco-macedonia, donde unas 10.000 personas siguen bloqueadas a la espera de poder proseguir su camino hacia Europa central o del norte.

“Aquí se está muy bien. La gente nos ayuda, a pesar de que ellos también pasan necesidad”, cuenta este técnico de 53 años, originario de Alepo.

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AFP  / ARIS MESSINIS / TO GO WITH AFP STORY BY JOHN HADOULIS A child plays with a plastic case in Myrsini on April 20, 2016, a few metres away from a summer resort sheltering nearly 350 Syrian refugees under the care of a Syria-born mayor, the first naturalised ex-migrant elected to office in Greece. The LM Village resort, partly owned by the local municipality of Kyllini, some 280 kilometres (170 miles) west of Athens, had previously been abandoned for years and extensively looted, a side-effect of the economic crisis gripping Greece since 2010. Each of its small apartments now houses two families with children, the youngest of which was born in a nearby hospital a few days ago. / AFP PHOTO / ARIS MESSINIS

El resort LM Village, en parte propiedad del ayuntamiento de Kyllini, a unos 280 km al oeste de Atenas, está administrado por el alcalde Nabil Morad, un médico originario de Homs, en el centro de Siria.

Morad, que lleva 25 años viviendo en la zona, es el primer sirio nacionalizado griego en dirigir una alcaldía.

“Era lo menos que podía hacer por los refugiados sirios”, cuenta Morad, de 53 años, alcalde de la localidad desde 2014.

“Cada día veíamos las malas condiciones de vida (en los campos de refugiados), con la lluvia, el frío y el barro. No podía quedarme con los brazos cruzados, menos aún cuando aquí hay una infraestructura que llevaba cerrada seis años y que podía ofrecer abrigo por un tiempo”, explica a la AFP.

TO GO WITH AFP STORY BY JOHN HADOULIS A woman holds her ten days old baby in her apartment in a summer resort in Myrsini sheltering nearly 350 Syrian refugees under the care of a Syria-born mayor, the first naturalised ex-migrant elected to office in Greece, on April 20, 2016. The LM Village resort, partly owned by the local municipality of Kyllini, some 280 kilometres (170 miles) west of Athens, had previously been abandoned for years and extensively looted, a side-effect of the economic crisis gripping Greece since 2010. Each of its small apartments now houses two families with children, the youngest of which was born in a nearby hospital a few days ago. / AFP PHOTO / ARIS MESSINIS

En cada uno de los apartamentos del complejo turístico viven dos familias con niños. El más pequeño es un bebé nacido en el hospital de la zona hace apenas unos días.

“Nos dijeron que esto era otro campo y que si queríamos ir, podíamos elegirlo. Tuvimos suerte”, cuenta Tarek Al Felo, un hombre de 42 años procedente de Damasco, que fue contactado por funcionarios griegos en el puerto de El Pireo el pasado mes, después de pasarse allí dos semanas.

“Es mejor que otros campamentos. Y la gente aquí es buena. El alcalde viene aquí cada día y pregunta por nosotros”, cuenta Al Felo, que regentaba un restaurante en la capital siria y emigró con mujer e hijos.

Según cuenta, le llevó cuatro meses llegar a Grecia, dos de ellos nada más que para salir de Siria, ya que debían viajar de noche para evitar las patrullas de los yihadistas.

TO GO WITH AFP STORY BY JOHN HADOULIS A child runs on the beach in Myrsini on April 20, 2016, a few metres away from a summer resort sheltering nearly 350 Syrian refugees under the care of a Syria-born mayor, the first naturalised ex-migrant elected to office in Greece. The LM Village resort, partly owned by the local municipality of Kyllini, some 280 kilometres (170 miles) west of Athens, had previously been abandoned for years and extensively looted, a side-effect of the economic crisis gripping Greece since 2010. Each of its small apartments now houses two families with children, the youngest of which was born in a nearby hospital a few days ago. / AFP PHOTO / ARIS MESSINIS

Entre las 341 personas que viven en LM Village hay 210 niños y 57 mujeres, algunas de ellas embarazadas.

El resort cuenta con una pista de baloncesto, un terreno de juego y una plaza. Ahora se está planeando construir una biblioteca, dice el supervisor Yorgos Angelopoulos.

Mientras se da una vuelta por las instalaciones, los refugiados salen de los apartamentos para pedirle cosas como detergente. Algunos niños corren a abrazarlo.

Médicos locales visitan a los refugiados tres veces por semana, y el personal de la Cruz Roja suele ir también con donaciones.

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“Al principio hubo algunas reacciones negativas (entre la población local), pero se terminó cuando quedó claro que esta gente es pacífica, y sobre todo cuando vieron a los niños”, expone Angelopoulos.

Angelopoulos está informándose de las profesiones de los refugiados para ver si puede encontrarles trabajo en la zona.

Adeb Ferzat, un farmacéutico de 40 años, quiere ir a Alemania, donde su hijo de 15 juega en la cantera del Bayern de Múnich.

“Tenemos un abogado en Alemania que está echando una mano para arreglar las cosas”, dice.

Ferzat reconoce que no podrá regentar una farmacia sin conocer el idioma, pero por otro lado, dice, también sabe fabricar ropa.

TO GO WITH AFP STORY BY JOHN HADOULIS A girl holds a toy as she plays with other children in Myrsini on April 20, 2016, a few metres away from a summer resort sheltering nearly 350 Syrian refugees under the care of a Syria-born mayor, the first naturalised ex-migrant elected to office in Greece. The LM Village resort, partly owned by the local municipality of Kyllini, some 280 kilometres (170 miles) west of Athens, had previously been abandoned for years and extensively looted, a side-effect of the economic crisis gripping Greece since 2010. Each of its small apartments now houses two families with children, the youngest of which was born in a nearby hospital a few days ago. / AFP PHOTO / ARIS MESSINIS

Tarek Al Felo solicitó para su familia en marzo ser realojados en otro país de la UE, aunque sus esperanzas no están en Alemania.

“Puede que Alemania sea el sueño para todos los refugiados, pero para mí no lo es. Quiero un lugar seguro, y Alemania no es ningún paraíso”, dice.

AFP – Fotos: Aris Messinis