En esta oportunidad, Kim optó por elegir un vientre de alquiler, que ya tendría 4 meses de gestación, pues en sus dos embarazos anteriores sufrió de placenta accreta o placenta adherida, que se produce cuando la placenta se adhiere demasiado profundo a la pared uterina. “Mi médico tuvo que meter todo su brazo en mí y separar la placenta con su mano, raspándola de mi útero con sus uñas”, escribió Kim en una ocasión.

El artículo continúa abajo

Una fuente cercana a los West Kardashian aseguró a la revista People que “la familia entera está que no cabe de la felicidad. Kim ha estado buscando a una madre subrogada por meses hasta que fue recientemente cuando por fin encontró a la candidata perfecta”.

La misma fuente indicó que al igual que Kim, su esposo ha estado “muy involucrado en el proceso”. La pareja quiere que todo sea “perfecto” y que el bebé “sea extremadamente saludable” y que no haya complicaciones, por lo que Kim escogió un régimen de alimentación especial para la mujer que gesta a su hijo.

La madre subrogada recibirá una jugosa suma de dinero y debe cumplir ciertas exigencias impuestas por Kim, como no hacer uso de jacuzzis o saunas, no consumir pescado crudo y no manipular cajas de arena para gatos.