La ‘revelación’ se dio en el preámbulo de la presentación de los promotores de la consulta anticorrupción, que fueron invitados de nuevo por Dávila a su espacio de entrevistas en esa emisora, para hacer con ellos el balance de la jornada del domingo pasado.

El tema lucía muy duro. A la invitación de la periodista a la emisora asistiría el mismo combo que interpretó el ya célebre ‘Reguetón de la corrupción’.

En ese momento, Sánchez Cristo le hizo una pregunta a Dávila para saber si los invitados asistirían con su ropa normal, o disfrazados, como lucieron en la grabación del video.

—No. Ya el disfraz no —respondió Dávila, pero con una precisión personal— Aunque le confieso que a mí me encantó lo del disfraz. A mí me gusta disfrazarme, Julio [risitas].

Y a partir de ahí comenzó una entretenida y picante conversación entre los dos periodistas, que, de inmediato, captó la atención de los oyentes y activó su imaginación.

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—¿Qué disfraces tiene? —preguntó Sánchez Cristo, e indagó por uno en particular—: ¿Tiene de enfermera, que es el que le gusta a Alberto [Casas]?

—Sí. Tengo de enfermera, de…

—¿De enfermera? —se apresuró Sánchez Cristo, con mucha curiosidad— ¿Con todo?, ¿con gorrito…?

—Sí, con todo… —dijo Dávila, aunque precisó entre risas—: Pero, óigame bien: no vaya a creer que yo me disfrazo quién sabe en qué circunstancias.

—No, no, no. En esas circunstancias es que nos interesa —dijo Sánchez Cristo.

—¿Con fonendoscopio? —terció Alberto Casas.

—Con todo, con todo. Gorrito y tal —respondió Dávila, y añadió orgullosa—: Pero tacón, tacón. Y media de malla…

—¡Ay, Dios mío! —exclamó Sánchez Cristo.

—Una enfermera sexy —resumió la propia Dávila, y después matizó—. Pero también tengo de Blanca Nieves, de la Cenicienta, de pirata…

—Ah, o sea: la Vicky sexy, pero la Vicky tierna —explicó Sánchez Cristo.

—Pero, lo importante es la enfermería —dijo Casas al reafirmar sus preferencias—. Esa sí es insuperable.

—¿Y esa quién tiene el privilegio…, o para cuándo es ese uniforme? —volvió a preguntar con mucha curiosidad Sánchez Cristo— O sea: ¿eso cuándo pasa?

—Solo el 31 de octubre —respondió Dávila—. Pero la verdad es que yo me disfrazo toda esa semana, y siempre tengo muchos disfraces en la semana.

—¿Y enfermera es falda corta? —inquirió Sánchez Cristo, sin poder contener su imaginación.

—Corta… —respondió Dávila con un tono de voz bajo, un poco quedo…—. Esa es la clave.

—¿Muy corta? —insistió Sánchez Cristo, echando al vuelo no solo sus propias fantasías, sino las de los oyentes, gracias a la magia de la radio.

—Muy corta —volvió a responder Dávila, en el mismo sugestivo tono de voz.

—Oiga, Alberto —atinó de decir Sánchez Cristo, en tono de suspiro— Y media con vena…

—¿Y uno se puede registrar de paciente? —preguntó Casas, en medio de las risas de todos.

—Yo lo recibo, Alberto —dijo Dávila—. No se preocupe.

—Sí, para un cheque rápido —intervino Sánchez Cristo…