Justo cuando los colombianos comenzaban a presentar su declaración de renta ante la Dian, la página web de la entidad tuvo fallas. Los errores más comunes han sido las dificultades para acceder a la funcionalidad de la firma electrónica o recuperar la contraseña. Así ocurrió en la dos primeras jornadas de vencimientos. La situación, que afecta a los contribuyentes más puntuales, desató varias críticas, entre ellas, la de Luis Colmenares, conocido más por los reclamos que ha hecho a la justicia por la muerte de su hijo Luis Andrés Colmenares en el parque El Virrey de Bogotá, que por sus conceptos como contador, su profesión.
(Le interesa: Declaración de renta: ¿qué personas deben presentarse en la Dian del 12 al 16 de agosto?)
Pero lo que llama la atención del análisis que hace Colmenares de la situación, en el que incluso llega a plantear la reforma de la Dian “y, si es necesario, sustituirla por un sistema que realmente funcione”, es que descubre los “costos ocultos” que están pagando los contribuyentes que no pueden presentar su declaración de renta por las fallas en la Dian, y que no se pueden cuantificar con los fríos números.
Colmenares califica como “un tormento anunciado” la llegada del día de vencimiento para declarar los impuestos, y asegura que tanto contribuyentes como asesores tributarios lo sabían. “Lo que parecía ser un simple trámite se convirtió en una experiencia frustrante y desesperante para miles de personas, cuyo único ‘pecado’ es cumplir con el deber ciudadano de declarar impuestos a tiempo”, escribe en la más reciente entrada de su blog ‘La opinión de Colmenares’.
La de Colmenares es una voz autorizada comoquiera que ha sido subcontador General de la Nación y Contador General de la Nación; presidente del Consejo Técnico de la Contaduría Pública; presidente de la Junta Central de Contadores y asesor de entidades territoriales en temas relacionados con la hacienda pública, control público, contabilidad pública. Pero con independencia de ese perfil evidentemente técnico, destaca su sensibilidad por las personas humanas que están detrás de los contribuyentes. Por lo que sienten.
Después de relacionar algunos de los problemas de la Dian (largos y desesperantes tiempos de espera, dificultades para cargar la información, firmar las declaraciones, guardar los borradores y errores en el cálculo de los impuestos por pagar), Colmenares califica de “indigna” la postura de la Dian, y se pregunta si la entidad entiende “el caos que están generando”. “¿Se han puesto en los zapatos de los contribuyentes, de los contadores, de las empresas que dependen de un sistema eficiente para poder cumplir con la ley?”.
En ese sentido, hace un contraste entre lo que llama la “actitud indolente” de la Dian (que “sigue insistiendo en que, pase lo que pase, llueva, truene o relampaguee, los contribuyentes deben cumplir con el calendario tributario, como si este fuera un dogma incuestionable”) con la “estabilidad emocional y financiera de las personas y las empresas”. Para Colmenares, las consecuencias de la “ineptitud” de la Dian “son profundas y alarmantes”, pues no se trata solo de unos días de malestar. “Estamos hablando de un impacto económico real, de un daño irreparable a la confianza de los ciudadanos en las instituciones del Estado y de un deterioro significativo en la calidad de vida de los contribuyentes”.
“Hay un daño intangible, igualmente grave, en la confianza de los ciudadanos”, agrega Colmenares en su blog. “Se deteriora la imagen de la Dian y se reduce la confianza en el sistema tributario”. El análisis pasa luego a los efectos en el plano personal de los contribuyentes. “La angustia que sienten […] porque no pueden cumplir sus obligaciones, la presión que sienten los contadores porque no pueden realizar su trabajo, el estrés que genera en las familias que dependen de realizar trámites a tiempo, todo tiene un costo que no puede ser ignorado. ¡Son los costos ocultos!”.
La situación anímica en que la Dian pone a los contribuyentes, para los cuales Colmenares exige “respeto”, hizo que este experto contador titulara su entrada con un poco de exageración y cierto tinte de tremendismo, aunque eso no le quita peso al contenido, y no deja de ser un serio llamado de atención: ‘¡La ineficiencia de la DIAN está induciendo al suicidio!’.
LO ÚLTIMO