
El inicio de enero suele estar acompañado de una percepción común y que se escucha en todas las esquinas de las ciudades: “todo está más caro”. Este fenómeno, conocido como la cuesta de enero, responde a ajustes económicos y comportamientos de consumo típicos del arranque de año.
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Ese curioso y doloroso concepto engloba el aumento en precios, tarifas y tasas que suelen afectar la capacidad de compra de las personas. Eso ocurre debido a varios factores, siendo la inflación el principal motor detrás de estos ajustes. Además, el impacto de los gastos excesivos hechos durante las festividades de diciembre contribuye a la complejidad económica del primer mes del año.
Ese fenómeno no depende exclusivamente de la situación económica del país, ya que se presenta de manera recurrente cada inicio de año. Entre los rubros que más incrementos suelen registrar se encuentran las matrículas escolares, útiles, tarifas de servicios y productos de consumo básico.
Para enfrentar la llamada cuesta de enero, algunos especialistas proponen estrategias como planificar un presupuesto mensual y priorizar gastos esenciales y evita endeudamientos innecesarios.




También recomiendan reducir los gastos hormiga, que son pequeñas compras impulsivas que, al sumarse, pueden afectar significativamente el bolsillo. Por último, aconsejó anticipar los gastos típicos de principio de año para manejar mejor los recursos disponibles.
Este fenómeno económico, aunque previsible, sigue siendo un desafío para muchas familias, que deben ajustar sus finanzas para equilibrar los costos adicionales de enero con sus ingresos regulares.
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