Este año, los partidos serán en su mayoría por las mañanas y otros en hora de almuerzo, lo que podría interferir con el rendimiento y la concentración de los empleados. Sin embargo, si el jefe está con la misma actitud, hay ventajas y beneficios para los interesados.

Por ejemplo, se puede organizar la carga laboral para que se pueda interrumpir cuando haya partidos y así ninguna de las dos ‘labores’ interfiere con la otra. Incluso, podría negociarse una salida temprana con todo el equipo para poder ir a ver los que son más tarde, como destaca El Empleo.

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Para María Clara Delgadillo, gerente de Recursos Humanos de CNG Energy, citada por ese mismo medio, “se pueden pactar jornadas de trabajo atípicas, con el fin de que todos puedan disfrutar de los partidos. Es importante que los jefes puedan compartir y dar tiempo en la empresa para que los empleados puedan disfrutar de una actividad que es de gusto común y que se realiza, en el caso del Mundial de Fútbol, cada cuatro años”.

De igual manera, si alguien no es aficionado del fútbol pero el jefe sí, eso también trae ventajas. Realizar una mayor carga de trabajo a las horas en las que no haya partidos para poder así relajarse durante las jornadas deportivas. Incluso, no se harán reuniones y existirá un mejor ambiente, pues la gente estará menos estresada.