Los partidos se disputarán a puerta cerrada con un máximo de 400 personas en cada estadio seleccionado (incluyendo a jugadores, cuerpo técnico, periodistas y personal de logística), si estos se someten antes a la prueba del coronavirus y dan negativo”, detalló el rotativo británico. 

El campeonato se suspendió a mediados de marzo por la pandemia, cuando aún restaban 92 partidos para el final de la temporada. La lucha por el título parecía claramente decantada en favor del Liverpool que superaba por 25 puntos a su perseguidor, Manchester City. 

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Los lineamientos para el nuevo torneo, que terminaría el 27 de julio, estipulan que se deberán prever vestuarios adicionales para que los jugadores puedan cumplir con las medidas de distanciamiento social y los futbolistas también se entrenarán por separado. 

Dentro del campo de juego no se tomarán más acciones de prevención para evitar perturbar la normalidad de los partidos, caso contrario a lo planteado en Alemania, donde se pidió reanudar la Bundesliga con tapabocas fijos para los futbolistas y parar los encuentros si estos se desacomodan.

La vuelta de actividades en el fútbol inglés supondría el regreso a las canchas de los ‘cafeteros’ Yerry Mina (Everton), Davinson Sánchez (Tottenham), Jefferson Lerma (Bournemouth), Carlos Sánchez (West Ham) y José Izquierdo (Brighton)

Si la Premier League no pudiera acabarse, sería un golpe económico tremendo para los clubes ingleses, especialmente los de menor presupuesto. La liga ya está tomando medidas para aliviar las consecuencias financieras provocadas por el COVID-19, como dar préstamos de urgencia a los clubes, con un máximo de 10 millones de libras para cada uno (49.000 millones de pesos).