El futbolista brasileño Daniel Alves ya lleva más de un mes detenido debido a un presunto abuso contra una joven de 23 años cometida el 31 de diciembre del año pasado en una discoteca de Barcelona, España.
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Tanto la joven como la defensa han presentado varias pruebas con las que el juez daría una sentencia oficial en los próximos días, aunque aún no hay fecha estipulada.
La última carta que se jugaron los abogados del exlateral de Pumas de México fue desvirtuar la denuncia de la joven, al afirmar que el acto había sido consensuado y no obligado, como argumenta la denunciante.
La idea era demostrar que el fluido cervical de la víctima no puede salir o es incompatible con un acto forzado debido a que fue una relación consentida. Los abogados de Alves querían probar que el acto había sido de mutuo acuerdo por la falta de lesiones en la cavidad íntima o posibles señales de una reducción física.
Sin embargo, el experto en fisiología de la sexualidad del Reino Unido Roy Levinen contradijo la versión y demostró que puede haber fluidos o incluso llegar al éxtasis de manera involuntaria durante una transgresión.
El juzgado ha dicho que la investigación está casi cerrada, por lo que su situación se resolverá este mismo año. De esta manera, Alves deberá permanecer encerrado en la cárcel de Brians mientras se hace el juicio, siempre y cuando no exceda con los días máximos previstos por la ley.
¿De cuánto podría ser la condena de Alves?
Según el Código Penal español, el delito del que es acusado el jugador que corresponde al artículo 179 tiene una pena de entre 4 y 12 años de prisión. Sin embargo, en el caso de Alves se especula que su condena podría rondar de 8 a 10 años de prisión.
Si en el juicio se le ordena ir a la cárcel, sería uno de los 15 futbolistas más reconocidos que han pasado por la misma situación por distintos crímenes cometidos durante o después de su carrera deportiva, según explica el medio AS.
¿Alves podría pedir prisión domiciliaria?
Las autoridades de Barcelona han negado tajantemente los recursos interpuestos por la defensa del jugador para permitir su salida de la cárcel para la etapa del juicio. El juzgado considera que, gracias a su capacidad económica, podría fugarse en cualquier momento y refugiarse en Brasil, donde no operan tratados de extradición.
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