En un estadio Giusseppe Meazza (o San Siro) colmado a tope y con más de 80.000 almas dentro del estadio de Milán, los actos protocolarios del partido de vuelta del repechaje europeo entre Italia y Suecia dejaron la particular imagen de Buffon.

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Apenas comenzaron las primeras notas del himno sueco, un retumbante silbido bajó de las tribunas del Meazza, a tal punto que por momentos en la transmisión no se alcanzaba a escuchar el canto patrio de los escandinavos.

Sin embargo, al enfocar al capitán de Italia, este estaba aplaudiendo con ímpetu y la cabeza hacia abajo, siendo seguramente el único, sino uno de los pocos, italianos que no rechifló el himno sueco.

Este fue el momento en que Buffon mostró toda su caballerosidad: