La propuesta que surgió en la asamblea de la Dimayor, sobre la posibilidad de instalar de nuevo las vallas de contención en los estadios del país, luego de los hechos de violencia en el FPC, desató la polémica en las redes sociales. Y motivó una fuerte reacción del alcalde de Medellín, Daniel Quintero.

A través de su cuenta de Twitterdejó en claro que no adoptará la medida que busca, después de casi 12 años, volver a adecuar el estadio Atanasio Girardot con estos elementos de contención; los cuales según él ponen en riesgo a los asistentes, pues aumentarían el riesgo de estampidas.

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“Poner vallas en el estadio es incrementar el riesgo de estampida. Medellín no acogerá la mala recomendación de la Dimayor. Si por seguridad el partido no se puede jugar, simplemente no se juega”, manifestó el burgomaestre, en el mismo sentido del alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina.

“Quiero escuchar opiniones objetivas sobre las decisiones y recomendaciones que dio hoy ([unes] la Dimayor y su opinión sobre lo que debería hacer la ciudad de Medellín. Toda opinión es válida”, añadió en su perfil el alcalde, con lo que buscó dar el debate acerca de esta postura.

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Desde que se disputó el Mundial Sub-20 de la Fifa, en 2011, y en el marco de la Ley 1445 del mismo año, se determinó desinstalar las rejas que separaban las tribunas del campo de juego, lo que además de mejorar la visibilidad en los escenarios, fue un ejemplo en su momento de convivencia.

La determinación del ente rector, que también habló de quita de puntos y fuertes sanciones económicas a clubes que apoyen a las barras bravas, dio para un sinfín de comentarios: entre quienes apoyan la medida y los que la rechazan, al considerarla un retroceso en el rentado profesional.

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El único estadio que cuenta con esta estructura es el de Palmaseca, propiedad del Deportivo Cali, que en sus tribunas laterales cuenta con vallas que evitan el ingreso de hinchas al césped. De resto, los demás escenarios no las tienen, que en algunos casos fueron reemplazados por fosos.