Los automóviles turbocargados son cada vez más frecuentes en las vitrinas, en especial porque ahora están dedicados a un público ‘mainstream’. Si antes el turbo era señal de altísimo rendimiento, hoy es utilizado por cada vez más marcas para pasar las estrictas normas de emisiones y de consumo.

Esto ha puesto presiones sobre la gasolina extra, que en Colombia cuenta con 95 octanos. En algunos departamentos como Antioquia y Cundinamarca llega a 98 octanos gracias a la adición de etanol. Además, las distribuidoras Primax y Terpel han garantizado que la extra llega a este octanaje en sus estaciones, lo que se asume que es mejor para los vehículos.

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¿Qué es el octanaje?

Antes de explicar cómo funcionan estas gasolinas hay que recurrir a la química. La gasolina no es un compuesto, sino una solución de múltiples hidrocarburos y otras sustancias derivadas del petróleo, destiladas a una temperatura de cerca de 120 grados. Esto hace que su composición química no sea constante, por lo que se han determinado distintos índices para identificar sus características. El más común es el de octanaje, que demuestra la capacidad del combustible para resistir la combustión por presión.

La gasolina se incendia mediante bujías, pero en algunos casos puede encenderse antes de tiempo dentro de los cilindros cuando el motor va a temperaturas muy altas o con mucho oxígeno, por ejemplo, un auto de Bogotá que baja a nivel del mar. Esto es llamado popularmente “cascabeleo” o “pistoneo” y es fatal, pues puede destruir los cilindros y los pistones en cuestión de kilómetros. El índice de octanaje usado en Colombia, Europa y Japón es el RON, mientras en Estados Unidos, Canadá y Brasil se usa el índice AKI.

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El octanaje de un combustible se ve afectado por aditivos como el etanol, que tiene un octanaje de 130, y otras sustancias. La gasolina corriente de venta en Colombia tiene un índice mínimo de 87 octanos RON, mientras que la extra llega a 95 octanos RON y hasta 98 con etanol. La idea de las distribuidoras con las gasolinas de 98 octanos es ofrecer equivalentes a las “superpremium” en Europa, requeridas por carros de altísimo rendimiento.

¿Usar gasolina corriente o extra?

La respuesta a esa pregunta depende del vehículo y de sus características técnicas. Generalmente, el fabricante en el manual presenta el octanaje requerido en RON o AKI.

Esto es importante porque las gasolinas pueden mezclarse sin problema entre corriente y extra. Si usted usa una mezcla 50-50 entre corriente y extra, el octanaje sería cercano a 91, por lo que, si su vehículo le pide gasolina de 91 octanos RON, puede mezclar sin problema.

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A esto también hay que añadir el efecto de la altitud. Los vehículos normalmente aspirados pierden un 20 % del oxígeno en el aire a la altura de Bogotá, lo que retrasa la combustión y hace que muchos puedan usar corriente en la Sabana o en zonas similares.

El efecto es relativo en otras ciudades como Medellín, Cali o Pereira, dependiendo de la altitud, y es recomendable añadir dos o tres galones de extra en la tanqueada antes de bajar a tierra caliente. En ciudades como Barranquilla, Cartagena o Neiva, la recomendación es usar extra salvo que se pruebe que el vehículo no pistonea.

¿Y los 98 octanos?

En general, estos combustibles pueden ser utilizados por motores turbocargados con una alta exigencia a sus piezas. Marcas como Peugeot, Chevrolet y Volkswagen utilizan motores pequeños con cifras de potencia muy elevadas: estos son los casos en donde se hace necesario pensar en extra o, incluso, en gasolina de 98 octanos. También, si ha decidido modificar el vehículo para aumentar la presión del turbo, es probable que necesite usar estas gasolinas.

Para uso diario en una ciudad como Bogotá no es requerida, pero las distribuidoras han hecho énfasis en elementos técnicos como aumento de potencia o disminución del consumo de combustible y de las emisiones. Esto se debe en muchos casos a un simple efecto de reprogramación del motor: los motores modernos con inyección electrónica (casi todos de 2005 para acá) pueden ajustarse para evitar cascabeleo con un combustible “malo”, pero con la de 98 pueden usar la programación ideal.

Al final es un elemento de costos. Dado que el precio de la gasolina extra no está regulado como el de la corriente o el diésel, algunas estaciones han tratado de cobrar más por estos aditivos, pero otras distribuidoras lo venden como simple reemplazo de la extra. Cada carro es un mundo diferente y es posible que en la mayoría de casos no se necesite el cambio, pero la mejor recomendación es probar su carro y ver cómo se comporta según sus características de manejo.