Lo que usualmente se considera como “juego”, no es otra cosa que manifestaciones, por un lado, del deseo del perro de interactuar amistosa y vigorosamente con quienes considera parte o quiere integrar a su grupo social (miembros de su familia humana y otros perros); y por otro lado, del deseo de satisfacer su carga instintiva.

Los instintos, son patrones innatos de comportamiento que tienen como base garantizar la supervivencia individual y la preservación de la especie, el instinto de caza es uno de los más importantes de los cánidos, busca satisfacer la necesidad primaria del alimento, y en consecuencia, los motiva a realizar actos predatorios como: acechar, perseguir, matar y conservar una presa hasta comerla. En ecología, la depredación es un tipo de interacción biológica en la que un individuo de una especie animal (el predador o depredador), caza a otro individuo (la presa), para subsistir. Es por eso que para muchos perros, las pelotas, los frisbees, muchas cosas que se pueden morder y hasta lo que no se debe morder como ciclistas, patinadores, patinetas, etc. son “pseudo-presas” que deben ser cazadas.

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El instinto de caza está presente en todos los perros, pero en unos en mayor grado que en otros, esto básicamente obedece a dos razones: la raza a la que el perro pertenece o se asemeja, y su desarrollo individual. Muchas razas de perros, mejor dicho, la mayoría de ellos, están filogenéticamente creadas para perseguir y morder objetos, esto los puede llevar a convertirse en grandes perros deportistas, de servicio, o familiares con muchos requerimientos de ejercicio, lo que puede volverse algo problemático si no se le da el manejo correspondiente. Otras razas, como las pertenecientes al grupo de compañía, no están precisamente creadas para ello, sin embargo, la estimulación, sobre todo temprana consciente e inconsciente, humana o natural, logra repotenciar su carga instintiva hasta hacer que los perros que deberían ser más tranquilos se vuelvan muy juguetones.

Son varias las razones por las que los perros pueden ser muy juguetones, pero en virtud de lo anterior, se identifican dos tipos de juego:

Juego social: Directamente con otros perros o con humanos.

Juego predatorio: A través de elementos que simulan una presa.

El juego no es estrictamente necesario, no todos los perros quieren o deben jugar, así que, si tu perro es muy pasivo y no quiere jugar contigo, con otros perros o con objetos especiales (muchos anhelarían un perro así), no hay que preocuparse y no hay que intentar obligarlo. Buscar fuentes alternativas de recreación, esto si es muy importante, hay que realizar actividades como: caminatas con exposición ambiental, facilitar el contacto con otros perros y con otras personas, enseñanza o práctica de ejercicios especiales, etc.

Muchos perros a través del juego queman energía, se ejercitan, distraen y recrean adecuadamente con humanos o con otros perros y/o saben usar correctamente sus juguetes.

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Muchos de los problemas de comportamiento en perros familiares obedecen a falta de control en el juego, es usual ver perros que generan destrozos en el hogar, que son insaciables de jugar, hiperactivos que reclaman atención permanente de los miembros de su familia humana, a quienes no les permiten descansar o trabajar tranquilamente frente a un computador porque quieren dinamizarlos a como dé lugar, les muerden, les traen todo tipo de cosas para que les lancen o les guerreen, etc. y ¡ni qué hablar! de lo que pasa fuera de casa, toman cualquier elemento de la calle, no se lo dejan quitar de la boca, se llevan los juguetes de otros perros, lo que puede generar conflicto entre ellos mismos y entre las personas; nunca regresan con sus propios juguetes, se escapan, en fin; son muchas las afectaciones que se derivan de este suceso.

A continuación, las descripciones de la forma como debe manejarse el juego de los perros, a fin de garantizar una convivencia adecuada.

Clasificación de los juguetes  

Juguetes de entretenimiento o auto-reforzamiento

Son los juguetes que están especialmente diseñados y fabricados para perros, a algunos de ellos se les pueden introducir comestibles en su interior. Se recomienda poner a disposición del perro estos juguetes cuando no se desea interactuar con él, o cuando lo dejamos solo en casa. Los juguetes de entretenimiento o auto-reforzamiento no deben estar permanentemente disponibles para el perro a fin de evitar que éste se habitúe a tenerlos y los deje de usar.

Juguetes de Interacción con el propietario

Son los juguetes que deben usarse para interactuar exclusivamente con el propietario. Estos juguetes nunca deben estar disponibles para el perro a menos que use con su propietario, esto a fin de evitar que se acostumbre a tenerlos y les pierda valor.

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Anunciar el juego

Tanto el juego social, como el juego predatorio deben anunciarse en momentos en que el perro no los reclame, la idea es dejar de reforzar el acoso del perro por jugar y poner la actividad bajo el control de un estímulo auditivo. Es decir, el propietario es quien define el momento del juego, cuando inicia y cuando termina, para ello, debe producir un sonido específico durante 5 segundos antes de iniciar la actividad y producir un sonido que informe al perro que termina la actividad.

Procedimientos

Juego Social con el propietario

Una vez terminados los 5 segundos de anuncio de la actividad, el propietario procede a dinamizarse, puede por ejemplo, correr de un lado a otro incitando el perro a que lo siga, tratar de jugar a las “escondidas”, brindar al perro caricias especiales, etc. Para terminar la actividad, el propietario produce un sonido (recomiendo una palabra especial), para informarle al perro que el juego terminó, en ese momento tanto el propietario como el perro regresan a la normalidad, si el perro reclama más actividad, debe ser ignorado por completo.

Juego predatorio con el propietario

Una vez terminados los 5 segundos de anuncio de la actividad, el propietario procede a presentar dos juguetes exactamente iguales (recomiendo dos pelotas para perro), tanto el perro como el propietario se ponen en actitud de juego, en ese momento y luego de llamar su atención activamente con los juguetes, el propietario lanza la primera pelota hacia un sitio seguro pero impredecible para el perro, una vez éste la toma, se le motiva a regresar con ella en su boca, cuando el perro esté de vuelta, el propietario debe activar sin perder la segunda pelota que tiene en su poder, y cuando el perro, atraído por la pelota que cobra vida en manos del propietario suelta la que tiene en la boca, se le responde con el lanzamiento de la segunda pelota; el ejercicio debe repetirse varias veces hasta que el propietario considere que el perro se ha ejercitado sin agotarse demasiado; al contrario, es beneficioso que el perro desee más ejercicio. Para terminar la actividad, el propietario presenta ambas pelotas al perro, produce un sonido (recomiendo una palabra especial), para informarle que el juego terminó y procede a guardar los juguetes, momento en el que propietario y perro regresan a la normalidad, si el perro reclama más actividad, debe ser ignorado por completo.

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Pueden jugar en el lugar y en el momento que el propietario considere pertinente, siempre y cuando se lo anuncie a su perro. A veces es beneficioso que el perro no pueda predecir cuándo y dónde va a jugar, está bien si acostumbran a hacerlo durante la salida al parque.

De esta manera, se logra canalizar la energía del perro a través del juego y disfrutar mejor de su compañía.