Las mujeres embarazadas infectadas por SARS-CoV-2 se enfrentan a un riesgo de muerte siete veces mayor que las que no contraen el virus, y a más probabilidades de ingresar en cuidados intensivos, según un estudio que, además, recalca la importancia de la vacunación contra la COVID-19 para todas las mujeres en edad fértil.

A pesar de los crecientes conocimientos sobre los riesgos de esta enfermedad durante el embarazo, muchas mujeres siguen sin vacunarse. En algunos casos, dudan o se niegan a recibir la vacuna o la dosis de refuerzo porque no creen que el virus plantee riesgos o no están convencidas de la seguridad de la misma durante el embarazo.

(Vea también: Estados Unidos exigirá prueba de COVID-19 negativa a viajeros para ingresar al país)

“Este estudio aporta las pruebas más completas hasta la fecha que sugieren que la COVID-19 es una amenaza durante el embarazo”, indicó Emily R. Smith, del Instituto Milken de la Universidad George Washington y autora principal del estudio.

Los investigadores usaron datos de mujeres embarazadas de Ghana, China, Italia, Kenia, Nigeria, Sudáfrica, España, Suecia, la República Democrática del Congo, Turquía, Uganda y Estados Unidos.

Además de descubrir que las embazadas con coronavirus tenían un riesgo siete veces mayor de morir durante el embarazo o el parto, y un riesgo casi cuatro veces superior de ingresar en la unidad de cuidados intensivos para recurrir a tratamiento con ventilador, también detectaron de que tiene 23 veces más probabilidades de desarrollar neumonía.

Respecto a la enfermedad tromboembólica o coágulos sanguíneos, que pueden causar dolor, hinchazón u otras complicaciones potencialmente mortales, el peligro es más de cinco veces superior.

Lee También

La investigación, que fue financiada por la Fundación Bill y Melinda Gates, también señala que los bebés nacidos de mujeres con infección por COVID-19 tenían casi el doble de probabilidades de ser ingresados en una unidad de cuidados neonatales; casi tres veces más probabilidades de nacer moderadamente prematuros, antes de las 34 semanas; y un 19 % más de probabilidades de tener bajo peso al nacer.