Un estudio reciente se preguntó algunas cuestiones importantes sobre por qué algunos perros desarrollan un comportamiento más agresivo que otros. Los investigadores se preguntaron sobre cómo la expresión del comportamiento agresivo se ve afectada por factores ambientales, morfofisiológicos, sociales y físicos.

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Para ello, analizaron el comportamiento de 665 perros domésticos de diferentes razas, así como mestizos. Aunque no siempre visto de manera positiva, dicen los investigadores, los comportamientos agresivos han sido cada vez más reconocidos por su importante función de comunicación social. “Pero la agresión no debe definirse en un vacío de contexto, sino que debe interpretarse dentro de los entornos ecológicos y sociales en los que se emplea”.

A pesar de que la relación entre humanos y perros es antigua y mayormente positiva, los perros aún poseen comportamientos que pueden interpretarse fácilmente como “malos”, dicen los autores. Los casos extremos de perros agresivos pueden terminar con el retiro del animal de su hogar o incluso con la eutanasia.

Aún no existe un consenso sobre por qué suceden estos comportamientos. Históricamente, la agresión canina se asocia con la raza. Otras categorías investigadas son la edad, el sexo y el estado de castración, bajo la hipótesis de que las diferencias metabólicas y hormonales podrían ayudar a explicar mejor.

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Para los investigadores, sin embargo, no se ha explorado lo suficiente cómo afecta la correlación entre los factores genéticos, morfofisiológicos, ambientales e incluso educativos el comportamiento de los perros. Algunos de sus resultados apuntan a que todos estos elementos impactan mucho.

“Los resultados destacan algo que hemos estado estudiando durante algún tiempo: el comportamiento surge de la interacción entre el animal y su contexto. El entorno y la relación dueño-mascota, así como la morfología, son factores que influyen en cómo las mascotas interactúan con nosotros y cómo interactuamos con ellos”, dijo, citada por Phys, Briseida de Resende, última autora del artículo y docente.

Algunos de los resultados más interesantes son que el sexo del propietario fue un buen predictor del comportamiento de los perros hacia los extraños: la ausencia de agresividad fue un 73% más frecuente entre los perros de las mujeres que de los hombres. Si el perro es macho o hembra también se analizó: la probabilidad de un comportamiento agresivo hacia el dueño fue un 40 % menor entre las hembras.

El estudio también encontró que cuanto más pesado era el perro, menos probable era que mostrara agresividad hacia su dueño y que los perros de hocico corto (como los pugs o bulldogs) pueden comportarse peor que los perros de hocico mediano y largo. Aunque los resultados son valiosos, los investigadores reiteraron que se necesitan investigaciones a más largo plazo para encontrar relaciones de causa – efecto, pero creen que su investigación apunta en el camino correcto.