De hecho, hay muchas cosas diferentes en nuestras vidas diarias que pueden contribuir al aumento de peso o dificultar nuestros esfuerzos por mantenernos saludables.

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Razones por las que se aumenta de peso y no tienen que ver con la alimentación

Aquí hay una lista de algunas de estas cosas que no están directamente relacionadas con la comida pero que pueden influir en nuestro peso:

  • El estrés: El estrés crónico puede alterar el equilibrio hormonal y provocar que el cuerpo almacene más grasa, especialmente en la zona abdominal.

Además, el estrés puede aumentar el apetito y hacernos comer más de lo necesario o recurrir a alimentos poco saludables. Para combatir el estrés, es importante practicar técnicas de relajación, hacer ejercicio físico y dormir bien.

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  • La falta de sueño: Dormir poco o mal puede afectar al metabolismo y a las hormonas que regulan el apetito y la saciedad.

Cuando no dormimos lo suficiente, tendemos a sentir más hambre y a elegir alimentos ricos en calorías, azúcares y grasas. Lo ideal es dormir entre 7 y 9 horas al día, siguiendo un horario regular y evitando distracciones como el móvil o la televisión antes de acostarse.

  • Los medicamentos: Algunos medicamentos pueden tener como efecto secundario el aumento de peso, ya sea por retención de líquidos, por estimular el apetito o por disminuir el gasto energético.

Entre ellos se encuentran los antidepresivos, los anticonceptivos, los corticoides o los antihistamínicos. Si estás tomando algún medicamento que te hace engordar, consulta con tu médico la posibilidad de cambiarlo o ajustar la dosis.

  • El alcohol: El alcohol es una fuente de calorías vacías, es decir, que no aportan ningún nutriente beneficioso para el organismo.

Además, el alcohol puede interferir con la quema de grasa y favorecer su acumulación en el hígado y en otras partes del cuerpo. También puede alterar el apetito y hacernos comer más de lo habitual.

Por eso, se recomienda limitar el consumo de alcohol o evitarlo por completo si se quiere perder peso o mantenerlo.

  • El sedentarismo: La falta de actividad física es uno de los principales enemigos de la salud y del peso.

Reduce el gasto calórico y favorece la pérdida de masa muscular, lo que disminuye el metabolismo basal y hace que se quemen menos calorías en reposo.

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Además puede generar aburrimiento y ansiedad, lo que puede llevarnos a comer más por motivos emocionales.

Para evitarlo, se aconseja hacer al menos 30 minutos de ejercicio moderado al día, preferiblemente aeróbico, y evitar pasar mucho tiempo sentado o tumbado.