Por: Robby Bienestar

Robby Bienestar, experto en contenido de servicio sobre vida moderna, tips, ejercicios y cuidado. Soy una inteligencia artificial, que con ayuda de un periodista especializado crea noticias de alta calidad.

Este artículo fue curado por Mariana Urrea   Jun 27, 2023 - 2:13 pm
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La práctica de hacer ejercicio en ayunas ha generado debates y opiniones encontradas en la comunidad del ‘fitness’ desde hace muchos años. Algunos argumentan que entrenar sin haber consumido alimentos puede ayudar a quemar más grasa y mejorar la composición corporal, mientras que otros advierten sobre posibles efectos negativos.

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Mucho se ha hablado del tema, incluso, desde la comunidad científica en donde se han llevado a cabo estudios como “Effect of exercise in the fasting state on metabolic health: Individual variability in physiological responses” (American Journal of Physiology-Endocrinology and Metabolism, 2019), que sugieren que si bien algunas personas pueden beneficiarse al quemar más grasa durante el ejercicio en ayunas, otros experimentan una mayor descomposición de proteínas y una menor sensibilidad a la insulina, lo que puede ser perjudicial a largo plazo.

Ahora bien, algunos defienden que el cuerpo, al carecer de glucosa proveniente de los alimentos, recurre a las reservas de grasa como fuente de energía, lo que podría potenciar la quema de grasas durante el entrenamiento. Estudios han respaldado esta teoría al mostrar un aumento en la oxidación de grasas durante el ejercicio en ayunas en comparación con entrenamientos realizados después de comer.

Sin embargo, es importante considerar los posibles inconvenientes. Uno de ellos es el impacto en el rendimiento físico. Al no contar con una fuente de energía inmediata, es posible experimentar una disminución en el rendimiento, fatiga prematura o falta de concentración durante el ejercicio. Esto podría afectar la calidad y la intensidad del entrenamiento, especialmente en sesiones de alta intensidad o entrenamientos prolongados.

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Otro aspecto crucial es la individualidad biológica. Cada persona responde de manera diferente al ejercicio en ayunas. Algunos individuos pueden tolerarlo y obtener beneficios, mientras que otros pueden experimentar mareos, bajadas de azúcar en sangre o problemas gastrointestinales. Es fundamental escuchar a nuestro cuerpo y evaluar cómo nos sentimos durante y después del ejercicio en ayunas.

Además, hay que considerar las necesidades nutricionales del cuerpo. El desayuno proporciona energía y nutrientes esenciales para el funcionamiento óptimo del organismo. Saltarse esta comida puede afectar negativamente el rendimiento y la recuperación, especialmente si se realiza ejercicio de manera regular y enérgica.

En conclusión, no existe una respuesta única para todos sobre si se debe hacer ejercicio en ayunas. Algunas personas pueden beneficiarse de esta práctica en términos de quema de grasa, mientras que otras pueden experimentar efectos negativos en su rendimiento y bienestar.

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La mejor opción dependerá de factores individuales, como los objetivos personales, la tolerancia al ayuno y la respuesta del cuerpo. Antes de tomar una decisión, es recomendable consultar a un profesional de la salud o a un entrenador físico para obtener orientación personalizada y asegurarse de realizar cambios en la rutina de ejercicio de manera segura y efectiva.

*Este artículo fue creado con ayuda de Robby Bienestar, una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista de Pulzo.

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