Expertos del sector estiman que firmas estadounidenses, como fabricantes de chips, vendieron el año pasado componentes por unos 11.000 millones de dólares al grupo chino, incluido en la lista negra de compañías con las que Washington prohíbe comerciar, en nombre de la seguridad nacional (desde el gobierno de Obama, a Huawei se le ha señalado de hacer espionaje a favor de China mediante sus tecnologías de comunicaciones).
El Departamento de Comercio decidió el lunes retrasar la aplicación de las sanciones a Huawei por 90 días y dijo que se necesitaba tiempo adicional para permitir a la firma asiática actualizaciones de software y otras obligaciones contractuales.
La cartera ministerial señaló que otorgó a Huawei una “licencia general temporal” hasta el 19 de agosto que permite las transacciones “necesarias para mantener y respaldar las redes y equipos existentes y actualmente en pleno funcionamiento, incluidas las actualizaciones y parches de software, sujetas a contratos y acuerdos legalmente vinculantes” firmados antes del 16 de mayo.
Pekín y Washington se enfrentan en una dura guerra comercial que, aunque centrada en la imposición de aranceles recíprocos, implica también al sector tecnológico, al exigir el presidente Donald Trump el fin de la transferencia forzosa de tecnologías.
Según la agencia Bloomberg, los fabricantes estadounidenses o con sede en Estados Unidos, como Intel, Qualcomm, Broadcom o Xilinx, dijeron que dejarán de proveer a Huawei, que en el primer trimestre se ubicó en segundo lugar entre los fabricantes de teléfonos inteligentes, por detrás de Samsung y por delante de Apple.
Huawei también es una de las empresas líderes en infraestructuras de telecomunicaciones (antenas, etc.), y en particular en 5G, la nueva generación de internet móvil, actualmente en pleno despliegue.
Google, cuyo sistema operativo móvil Android equipa la gran mayoría de smartphones en el mundo, afirmó el domingo que deberá cumplir con la decisión y por tanto privar a Huawei del acceso a ciertas aplicaciones claves provistas por Android, como Gmail o Google Maps.
Huawei solo tendría acceso a la versión básica ‘open source” (código abierto) de Android, libre de derechos.
Microsoft, que también proporciona un sistema operativo que equipa dispositivos de Huawei, no respondió de inmediato.
“Si el problema afecta a Google, no veo por qué este no sería el caso de Microsoft”, estimó Bob O’Donnell, de la firma Technalysis Research.
“Todas las versiones de Windows provienen de Microsoft”, explicó, “ya que no hay una versión de código abierto”.
Hacia la independencia
Para muchos expertos, el riesgo para las empresas estadounidenses es mayor a largo que a corto plazo.
Roger Kay, analista de Endpoint Technologies, considera que todo esto acelerará los esfuerzos de Huawei y otras empresas chinas para encontrar otras cadenas de suministro de componentes.
“En el corto plazo, el efecto es inevitablemente negativo para las compañías estadounidenses y chinas”, dijo Kay. Pero “a más largo plazo, el resultado es que Huawei y otros grupos chinos se colocarán por delante de los proveedores estadounidenses”.
Intel y Qualcomm no respondieron a la solicitud de comentarios de la agencia AFP.
Apple también podría sufrir los efectos de la sanciones a Huawei, considerando que obtiene cerca de 17 % de sus ingresos en China, dice Avi Greengart, analista de Techsponential.
A pesar de que el fabricante del iPhone podría beneficiarse en el mercado europeo de teléfonos inteligentes de alta gama, “creo que los riesgos son mayores que las recompensas para Apple”, dijo el experto. “Si hay una reacción violenta contra Apple en China, eso podría tener efectos perjudiciales a largo plazo”.
Pero las sanciones contra Huawei también perjudicarán especialmente a compañías más pequeñas, como Corning, que fabrica un vidrio ultrarresistente para pantallas de teléfonos inteligentes, o el especialista en audio Dolby.
“Cuando piensas en todos los componentes, ya sean materiales o software, la lista es larga”, señaló Greengart. “Estados Unidos es una gran parte de la cadena de suministro”, añadió.
La firma californiana Lumentum Holdings, que se especializa en óptica y láser, dijo que Huawei actualmente representa el 15 % de sus ingresos.
Greengart coincide en que los efectos negativos podrían ser incluso más notables a largo plazo.
Para su colega Patrick Moorhead, de Moor Insights & Strategy, “todo dependerá de la duración de la prohibición, pero también de la dependencia financiera (de las empresas estadounidenses) de Huawei”.
“Ni [los proveedores de componentes] Intel, ni Google ni Nvidia hacen más del 3 % de sus negocios con Huawei, por lo que a corto plazo (la restricción) no debería suponer un problema”, dijo.
Pero como Roger Kay, Bob O’Donnell cree que la decisión de Estados Unidos alienta aún más a las empresas chinas a deshacerse de Silicon Valley y, por ejemplo, Huawei podría intentar desarrollar un tercer sistema operativo móvil, además de Android y el iOS de Apple.
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