[…] respecto de un tema que muchos profanos se empeñan en restregar con el error que esos enjundiosos eruditos aclararon: el del uso de la expresión «vaso con agua». Aquellos, que tienen por qué saber puesto que no solamente estudian el idioma, sino que trabajan con él a diario, han dicho repetidamente que la frase «vaso con agua» es incorrecta. ¡Sí, incorrecta!, si acaso usted, amable lector, es también de los que persisten en sostener lo contrario.

Los necios a quienes me refiero sostienen una tesis según la cual «ningún vaso es de agua»; que no está hecho de agua. Con ella controvierten alrededor del material del que está fabricado el recipiente, en este caso, el vaso. Simplista la explicación que dan para negar la correcta aplicación de la expresión «vaso de agua». Lo que, además de ignorar, se empeñan en no aceptar, es que la preposición de en la debatida frase no alude, de ninguna manera, al material del que está fabricado el recipiente donde se deposita algún líquido u otra sustancia (inclusive sólida). Únicamente a los tercos que agitan tal tesis, se les puede ocurrir que un vaso podría ser fabricado a partir de agua como materia prima. Eso es tan absurdo como ilógico e inverosímil.

Los sabios en estos asuntos explican que vaso es, además, una medida; como lo son también la botella, el litro, la garrafa, el decalitro, el hectolitro, etcétera. En ningún modo, la preposición de hace referencia directa ni indirecta a otro asunto que no sea exclusivamente el contenido del recipiente (vaso, en el ejemplo que nos ocupa). Y puesto que se habla del contenido, es perfectamente correcto decir vaso de agua. De agua porque ese es el líquido que el vaso contiene; o contenido por el vaso, como se quiera explicar. Esa explicación, por lo demás, resulta tan elemental tanto para un adulto como para un niño de cinco años.

«Pero a mí me gusta más la expresión vaso con agua», me rebatió un día un colega, seguramente para «no dar el brazo a torcer» en la polémica. O porque, como yo lo sé, no es de los que enfocan su mente hacia el mundo de las letras. Sea cual fuere el caso, tuve que responderle que en esas materias no ocurre lo mismo que en la vida social de este país: que los inadaptados hacen lo que les da la gana, precisamente por desconocer per sé el ordenamiento general. Efectivamente, la gramática es exacta como las matemáticas. No obedece a caprichos individuales, ni a gustos personales. Si de esto último se tratase, imagínese, amigo lector, la vergüenza que usted pasaría si le diera, por gusto personal, por eliminar la letra h (hache) en la expresión: «Ese cachorro va tras aquel chulo». Muy penoso, ¿verdad? Y pensar que hace algún tiempo también aparecieron otros profanos del idioma para proponer que esa letra fuese suprimida, porque no tiene función alguna. ¡Vaya si la tiene!

En el caso del vaso de agua, esta es la única oración de ese género que a aquellos necios atormenta. Deberían también usar la conjunción con, de la que se valen para sus alegatos sin asidero gramatical, en frases como las siguientes: litro con wisky, botella con cerveza, copa con vino, litro con ron, vaso con jugo, vaso con refresco, saco con naranjas, saco con papas, plato con sopa, plato con arroz, plato con verduras y un largo etcétera, que vale para todas aquellas expresiones en que sea necesario aludir al contenido de los recipientes. Pero, no. Ellos no usan esa conjunción (con) en las frases antes citadas. Dicen correctamente: litro de wisky (o güisqui), botella de cerveza, copa de vino, plato de sopa, saco de naranjas, etcétera. Así que su argumentación ¡está pasada por agua!

Recomendación final: no solamente usar vaso de agua, por ser la expresión correcta, sino ayudar a salvarse a quienes se están ahogando en un vaso con agua.

¡Hablar y escribir bien: el reto de hoy!

Corrección de tesis universitarias, novelas, ensayos, cuentos, artículos periodísticos, informes administrativos y similares. // mundodepalabras@gmail.com / 315 401 0290.

Todas las columnas de Jairo Cala Otero aquí.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.