Es del director checo David Mrnka y se llama ‘Milada’ (2017). Una película que evidentemente no fue objeto de mayor difusión en salas comerciales ni entonces ni ahora, pues como dijo recientemente el director colombiano Sergio Cabrera en El Espectador, estamos inundados de cine “hollywoodense” y se está perdiendo la alteridad.

Se trata de la historia de una política y defensora de los derechos humanos, Milada Horókova, protagonizada por la actriz israelí (bellísima ella),  Ayelet Zurer (‘El Hombre de Acero’, ‘Ángeles y Demonios’), mujer valiente que se enfrentó inicialmente al régimen nazi participando de las actividades de la resistencia en su país, y después a su propio gobierno comunista, desde la oposición, por defender sus creencias sobre la libertad en esa Checoeslovaquia que, por efecto de los tratados post-segunda guerra mundial, quedó bajo el dominio del régimen de Stalin.

En la carta a su hija Jana, nos lo deja clarísimo: “He cambiado de opinión muchas veces, he reorganizado muchos valores, pero lo que quedó como un valor esencial, sin el cual no puedo imaginar mi vida, es la libertad de mi conciencia.”. Y para ella, tal como lo vemos en la película, la pérdida de esa libertad de acción y pensamiento se debe a que “los comunistas en Checoeslovaquia son los nuevos nazi”.

Su historia, discretamente narrada en la película, es realmente apasionante… y dramática. Milada, de soltera Králová, nació en Praga en 1901. A los 17 años, en el último año de la Primera Guerra Mundial, fue expulsada de la escuela por participar en una manifestación contra la guerra, sin embargo, logró graduarse de derecho en la Universidad Charles en 1926. Horáková se casó con Bohuslav Horák en 1927 y tuvieron en 1933 a su única hija, Jana en 1933.

La película justamente se inicia con una escena en donde su hija Jana, en 1990 es citada por el gobierno checo para algún homenaje, algo que luego entenderemos. De 1927 a 1940 trabajó en el departamento de bienestar social de la autoridad de Praga y fue una destacada defensora de la igualdad de la mujer, creando un diario que aun hoy se publica, denominado “Vesta”. También estuvo activa en la Cruz Roja Checoslovaca.

En 1929 se unió al Partido Socialista y fue elegida como miembro de la Asamblea Nacional en 1946. Sus discursos y actividades se centraron en el papel de la mujer en la sociedad y en la preservación de la democracia y la libertad. En febrero de 1948, renunció en protesta por la constante violación a esa libertad y a los principios democráticos por parte del partido de gobierno, con una pequeña gran diferencia en relación con múltiples compatriotas: Milada decidió no abandonar Checoslovaquia hacia Occidente y en la carta a su hija nos deja clara su razón: “Entendí que mi tarea aquí en el mundo era hacerte bien asegurándome de que la vida sea mejor para ti, para que todos los niños puedan vivir bien.” (carta de Milada Horóková a su hija Jana, Praga, junio 27 de 1950). El 27 de septiembre de 1949, fue arrestada y acusada, injusta y falsamente, de ser la líder de un supuesto complot para derrocar al régimen comunista.

Tal como se observa en la película, antes de ser juzgada, Horáková y sus colegas acusados (importantes personalidades políticas de Checoeslovaquia) ​​fueron sometidos a interrogatorios intensivos por parte del StB, órgano de seguridad del estado checoslovaco, utilizando tortura física y psicológica a la que ella, increíblemente, resistió altivamente. Es sorprendente cómo en la película se entremezclan las grabaciones reales de sus interrogatorios y del juicio mismo, halladas póstumamente (en 2005), en donde con toda su valentía hace frente al totalitarismo del régimen de Stalin invocando los valores de los presidentes democráticos de Checoslovaquia, Tomáš Garrigue Masaryk y Edvard Beneš, declarando que “nadie en este país debería morir por sus creencias”. El juicio de Horáková y sus 12 compañeros fue un juicio del tipo de las Grandes Purgas soviéticas, transmitido por la radio nacional. Finalmente fué condenada a muerte y ahorcada el 27 de junio de 1950 – con tan solo 48 años- en la Prisión de Prankrac, en Praga.

En 1989 con la Velvet Revolution, el comunismo dejó el poder en Checoslovaquia, y el país también, pues en 1993 se crearon dos países: la República Checa, con Praga como capital, y la República Eslovaca con capital en Bratislava. Václav Havel, primer presidente de la nueva República Checa le otorgó a Milada, póstumamente en 1991, la Orden Tomás Garrigue Masaryk en primera clase.

Horáková, es hoy en día considerada como una heroína nacional. A principios de la década de 1990 fue absuelta de todos los cargos y rehabilitada, pues su ejecución fue un asesinato judicial, del que solo hay una condenada -en 2011 y a sus 86 años- a 6 años de prisión (y excarcelada por cuestiones de edad y salud) Ludmila Brožová-Polednová.

El esposo de Milada, Bohuslav Horák, logró evitar el arresto en 1949, y escapó, primero a Alemania y luego a Estados Unidos, en donde se encontró con su hija Jana que solo pudo escapar de Checoeslovaquia en 1968.

Desde 2004, el 27 de junio, día de su ejecución, se declaró “El Día del Recuerdo de las Víctimas del Régimen Comunista”.

Busqué por Internet las cartas a su esposo, a su familia y a su hija, y tuve que contener las lágrimas por tan íntimas y actuales reflexiones.  Las cartas las pueden encontrar aquí.

Sólo les dejo algunos apartes que están mas que vigentes:

“Nunca pienses que nada es asunto tuyo. No, todo debe interesarte, y debes reflexionar sobre todo, comparar y componer fenómenos individuales. El hombre no vive solo en el mundo; en eso hay una gran felicidad, pero también una tremenda responsabilidad. Esa obligación es, en primer lugar, no ser y no actuar de manera exclusiva, sino más bien fusionarse con las necesidades y los objetivos de los demás.”

“Sé más consciente de un principio de lo que he sido: aborda todo en la vida de manera constructiva, ten cuidado con la negación innecesaria, no todo es negación, porque creo que uno debe resistir el mal. Pero para ser una persona verdaderamente positiva en todas las circunstancias, uno tiene que aprender a distinguir el oro real del oropel.”

“Solo una cosa más: elige a tus amigos con cuidado. Entre otras cosas, uno también está muy determinado por las personas con las que uno se asocia. Por lo tanto, elija con mucho cuidado.

“En ese momento me explicaste por qué es necesario tener una pandilla. Ten tu pandilla, niña, pero de jóvenes buenos y limpios.”

Seres tan inspiradores como Milada, con su mirada de valores pública y privada, poco se encuentran en la vida real pero mucho, ahora, en el cine, que ha encontrado en la historia de estos personajes, esos libretos que la ficción no le dá. Yo sólo quisiera dejarle una historia de vida, unos mensajes así de claros, una carta así a mis hijos, una herencia igual. Ojalá lo logre.

“El hombre no vive solo en el mundo; en eso hay una gran felicidad, pero también una tremenda responsabilidad. Esa obligación es, en primer lugar, no ser y no actuar de manera exclusiva, sino más bien fusionarse con las necesidades y los objetivos de los demás…” (carta de Milada Horóková a su hija Jana, Praga, junio 27 de 1950).

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