Apuesta del ministerio y las secretarías de educación es retomar asistencia presencial, de manera alterna, en el sistema formativo colombiano; imperiosa priorización de regreso a clases, gradual y bioseguro, para atajar enormes brechas tecnológicas y sociales que sacó a flote el COVID-19. Luz verde que contrasta con temor particular de cada hogar frente a las condiciones de la pandemia en Colombia, necesidad flagrante de seguir extremando los cuidados y apelando a la responsabilidad de los menores de edad. Adecuación de instituciones educativas que delinea lógicas en las relaciones, prácticas y el diseño de ambientes académicos para el proceso de enseñanza–aprendizaje en el aula física y virtual; modalidad de interacción e interrelación más allá de lo instrumental que pueda certificar la eficacia y validez del acto pedagógico.

Escolaridad, que en el último año mantuvo la continuidad educativa de manera no presencial, apela a la coherencia paternal que permita aplicar un plan para el regreso seguro a las aulas. Reactivación de colegios, públicos y privados, requiere del incondicional apoyo de los padres a niños y niñas en su regreso a un ambiente presencial nuevo y remodelado, esfera de conocimiento que detiene la deserción y el daño invisible sobre la economía, la salud mental de los educandos y el desarrollo de cara a futuro en el país. Vuelta a clases, de manera presencial, iguala oportunidades y genera crecimiento en un núcleo social ávido de un escenario de estudio en el cual potenciar las competencias de compañerismo, al tiempo que se activa en el ciudadano un pensamiento crítico e independiente.

Trabajo pedagógico en casa denotó las limitaciones del sistema formativo colombiano para activar saberes y destrezas, centrándose en la interacción de los sujetos en el ecosistema digital; medidas de orden social, económico, religioso y tecnológico cuestionaron el impacto de un proceso de circulación, percepción y apropiación de los contenidos temáticos desde la implementación de los dispositivos de pantalla en el entorno académico. Educación de calidad, y con bienestar, llama a desplegar tácticas de gestión para repensar la biósfera escolar que reúne a 10 o 12 estudiantes, en un aula de 50 o 60 metros cuadrados, y atiende a otro porcentaje, igual o superior, desde una atmósfera remota; contexto en el que los recursos básicos de las TIC convergen con los modelos pedagógicos en apoyo y soporte dentro del proceso de enseñanza–aprendizaje. 

En el aula, física y virtual, la interacción profesor–estudiante mediada por las TIC se convierte en agenciadora de conocimiento e impacta el acto educativo; reflexión de país se debe concentrar, más allá del uso y apropiación de la herramienta instrumental, en buscar la manera idónea de abordar el desarrollo emocional y cognitivo de la juventud que tuvo una disrupción con la brecha de desigualdad digital que existe en el territorio nacional. Construcción de relaciones, en las plataformas sociales, encuentra puntos de inserción en la sociedad que ahora se deben trasladar al universo educativo, escenario discursivo y de concepción que no se circunscriba a argumentos de hambre, maltrato, abuso, soledad, depresión y disfuncionalidad del concepto de familia que complejiza el aprender a aprehender en los espacios académicos desde los postulados de la educación moderna.

Retomar la normalidad, hacer frente a la recuperación productiva del país, pide un reapertura gradual y progresiva de las instituciones de educación bajo las condiciones sanitarias que permitan volver a la presencialidad. Concordancia de esfuerzos del sector educativo y salud, para revisar cómo avanzan los indicadores clave para este proceso de reactivación, permiten vislumbrar una tarea de corto plazo para el ente gubernamental, romper burbuja de aislamiento y fijar las bases para zanjar las dificultades de conectividad, acceso a internet, y ausencia de equipos tecnológicos que dificultó e impidió el proceso educativo de muchos niños de todas las ciudades del país. Reinvención didáctica de la escuela implica asumir el paradigma que trae transformar los esquemas pedagógicos tradicionales para implementar las plataformas de sistemas de gestión de aprendizaje (LMS) y el modelo de virtualidad en la escuela primaria y secundaria.

Educación presencial, e-learning o blended, alternancia de los actores del sistema formativo, trae consigo una praxis comunicativa que conlleva a preguntarse por la concepción sobre el uso de las TIC en el aula, involucramiento de los actores en un proceso formativo que determina los encuentros, las prácticas y el diseño de las estrategias pedagógicas; encuentros entre profesor–estudiante durante el proceso de academización. Oposición rotunda al regreso presencial de los hijos a clases debe ser matizada con un adecuado método para mitigar las ingratas experiencias que dejaron las aglomeraciones, fiestas y reuniones de fin de año, que propiciaron la segunda ola de contagio en medio de una administración pública que improvisa en todo y no ha podido proporcionar una vacuna a la población.

Impacto del Covid19 en el sistema educativo dotó de flexibilidad a la escolarización, al vaivén de las condiciones epidemiológicas y las regulaciones de las autoridades en salud pública nacional y distrital. Valoraciones, preparación y aislamiento estarán sujetos a las condiciones de cada comunidad académica, realidad de infraestructura operativa y de espacios de recreación que se priorizan para atender las particularidades de trabajo con las capas más jóvenes de la población colombiana; adopción de protocolos de seguridad en pro del bienestar escolar y el apoyo socioemocional. Cultura del cuidado y el autocuidado será el que garantice el derecho a la educación y promueva la salud mental y emocional de los estudiantes colombianos, cambio social que se consolida con la definición de las sociedades digitalizadas, espacio en el que el acceso a la educación y la información es denominada fuente de productividad, poder y transformación.

El e-learning o mobile-learning, desarrollado en medio de esta pandemia, urge asimilar las estrategias de aprendizaje y establecer modelos pedagógicos para ambientes virtuales sustentados en las teorías del aprendizaje y de la educación. Establecimiento de lineamientos y estándares de calidad que diseñen contenidos y materiales para la alternancia de la educación básica y secundaria de los colombianos; el Ministerio de Educación, como ente rector del sector en el país, debe encargarse de generar procesos y tácticas para que la educación e–learning se implemente en los centros educativos, sin obviar los procesos de adaptación por los que tiene que pasar. Concepto de la semi–presencialidad, o educación a distancia con el uso de las TIC en el desarrollo pedagógico, trasciende el aula de clase y requiere profundizar el apoyo a la presencialidad y el impacto que puede tener sobre el proceso educativo al transformarse.

En la concurrencia TIC–presencialidad hay más incertidumbres que certezas, intento de abordar el aprendizaje significativo partiendo de los recursos y herramientas digitales suscita la pedagogía crítica como un requerimiento para desarrollar ideas y pensamientos en los estudiantes; equilibro de la propia autonomía que posibilita el abordaje de una nueva visión tecnológica que se encarga de construir nuevas formas de adquisición de saberes. Diatriba social está en la perentoria necesidad de regresar a las aulas, el saber que, si bien los menores tienen menos impactos de contraer el Covid19, es perentorio recalcar a los menores la importancia del uso del tapabocas, el lavado constante de las manos, conservar el distanciamiento social y mantener los protocolos de bioseguridad; despojarse de temores y con argumentos decidir lo mejor para sus hijos, ¿educación en el sistema presencial o remoto? Esa es la cuestión.

Regreso no será fácil, el desafío es enorme, la educación no puede tener otro año de confinamiento, secuelas de la pandemia serán devastadoras para quienes se han quedado rezagados por la falta de herramientas tecnológicas y la ausencia de recursos económicos. Función social del gobierno es dotar de infraestructura óptima a las instituciones de educación y garantizar las condiciones de bioseguridad a un espacio complejo en donde “caras vemos, pero cómo se cuidaron no sabemos”; contorno formativo reúne a docentes, muchos mayores de sesenta años, y estudiantes con comorbilidades –diabetes, hipertensión, asma, obesidad, entre otras–. Accidentado trasegar debe acometer las implicaciones de aprendizaje, salud mental, nutrición, elementos psicosociales y aplicaciones especializadas que se requieren para garantizar acceso de equidad al conocimiento.

 

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